lunes, 28 de octubre de 2013

Árbol bailarín





La Guerrera tiene una teoría. Dice que cuando la gente muere se convierte en árbol o en un espíritu dentro de un árbol, “así como las ardillas”, me explica. ¿Qué árbol serías tú, má?

A mí me gustaría ser una jacaranda. Son mis árboles favoritos, tan altas y fuertes y regaladoras de sombra, y siempre cambiando, cumpliendo sus ciclos, de verde vivo a alegre morado, de un estar llenas de flores a épocas de aparente melancolía otoñosa. Ella, en cambio dice que de seguro le tocaría ser un eucalipto porque son árboles “suaves”. ¿Cómo es eso?, le pregunto, dice que se mueven mucho si hace viento pero no se rompen, sino que “bailan” y son los más altos que ha visto y podría tener koalas. Creo que ella siempre ha intuido que somos tan distintas. Me alegra mucho que sea un árbol bailarín.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Hasta el último dodo



“Tienen un semblante melancólico, como si fueran sensibles a la injusticia de la naturaleza al modelar un cuerpo tan macizo destinado a ser dirigido por alas complementarias ciertamente incapaces de levantarlo del suelo”. Sir Thomas Herbert

Los niños de hoy, al menos los que yo conozco, no son ajenos a la vorágine social de este momento. Es que quizá es cada vez menos socorrido el “son cosas de adultos, vete a jugar”. Ella ha escuchado cuando a su alrededor los grandes nos preguntamos ¿hasta cuándo?, ¿qué tiene que pasar o qué podemos hacer para que las cosas cambien? Anoche nos comíamos un helado bajo la lluvia, mirábamos el trafico y a la gente enojada en sus autos. Hablábamos de ese México enojado que se ve estos días.

- Ma, los mexicanos no son tontos, pero son como los dodos.

Alguna vez le conté a la Guerrera que los dodos se habían extinguido por su propia naturaleza. ¿Cómo fue y que tiene que ver esta especie del lejano Océano Índico con los mexicanos? Pues está documentado que aquellas aves eran grandes y exóticas aunque no muy agraciadas. Los estudiosos aún no se ponen de acuerdo en si eran gordos o atléticos aunque es cierto que se hicieron de fama de glotones porque aceptaban con agrado la sobrealimentación que los humanos les prodigaban para engordarlos y poderlos comer. Para colmo tenían alas, pero no sabían volar.

Los hombres que llegaron allá por mil seiscientos y tantos a las islas Mauricio, donde habitaba esta especie de paloma gigante la conocieron y la asesinaban sin piedad y con mucha facilidad principalmente debido a que no oponían resistencia. Cuentan que se quedaban mirando con sus pequeños ojos a los humanos y se acercaban a ellos sin mostrar miedo ya que eran curiosos y además, nunca antes habían tenido contacto con un depredador, de manera que al verlos acercarse con palos para golpearlos, esperaban quietos, pacientes y benignos la hora de su muerte.

No, no eran aves tontas, solo eran inocentes e ignorantes de lo que su nuevo vecino, el hombre, era capaz de hacer. Por ejemplo, destruir su hábitat, introducir especies que comían sus huevos, matarlos para aprovechar sus plumas o por deporte como cuentan algunos historiadores que ocurrió. Se sabe que su carne no era muy apreciada, pero existen testimonios de matanzas de dodos que se llevaban a cabo para abastecer barcos de expedición en poco tiempo y con facilidad. No luchaban para defenderse porque no fueron dotados por la naturaleza de ningún mecanismo de defensa: no garras, no picos afilados, no pesuñas, no colmillos. Solo cuerpos grandes y traseros gordos que alimentaron a los colonizadores, por algún tiempo, solo hasta que no quedó ninguno. Tal vez, Guerrera, tal vez.


jueves, 22 de agosto de 2013

Ciao, pequeña




Comemos juntas como cada día (qué bendición), pero hoy quisiste una hamburguesa. Te dije que sí, que tenemos permiso por ser 20 de agosto, es decir, porque sí. La que quieras, te dije. Te observé batir con aderezos tus mejillas y tus manos que aún son pequeñas. Y reí y te limpié con cuidado para que no le estorbara la mayonesa al sabor de la cátsup. Me dijiste que ya debería estar regañándote. Acostumbrada como estás a mis pretensiones de enseñarte siempre las maneras correctas, pero no lo hice. No, porque podrían ser los últimos días de esa inocencia genuina, así sin falso pudor; porque presiento que “lo que sigue” ya está a la vuelta de la esquina; porque ya me creciste más arriba del hombro y hasta me ayudas a cambiar un foco que yo no alcanzo, porque ha sido muy rápido todo y no me di cuenta de que dejaron de gustarte los colores pastel, porque ya comienzo a extrañar a la pequeña que vive sin simulacros de adulta, la que enloquece con burbujas de jabón. Supongo que la niña se va un poco cada día y pienso atesorar cada uno de sus destellos mientras me dejo asombrar ante la jovencita que ya se asoma tras las últimas ventanitas de tu sonrisa de diez años.

lunes, 19 de agosto de 2013

Ser o parecer


Tuve una de esas conversaciones que me hacen botar el switch y ponerme a escribir. Hablábamos de las personalidades reales (esos roles que adoptamos en nuestros entornos inmediatos) y las personalidades virtuales (esas que vivimos, pues en entornos virtuales, llámense redes sociales, amistades a distancia, mails, blogs, etcétera). A veces me pasa que me pregunto, ¿quiénes somos en realidad?, ¿somos esos que escribimos?, ¿o estos que vivimos? Con frecuencia, la personalidad en redes y la que uno conoce en vivo no congenian, las desconozco, me asustan y ya está, se abren grietas. Pero no quiero escribir hoy de redes sociales ni de personalidades virtuales o grietas en las relaciones, sino de esa conversación y las revelaciones personales a las que me abrió. 

Ella me dijo que es posible que existan personas “duales” que son de una manera aquí y de otra allá. Reconozco que prefiero a las personas que no son duales, no es que sean mejores o peores, eso no lo sé, es porque me asustan menos, se que esconden menos intenciones y me siento más segura con ellas cuando se trata de entregar confianza, ceder parte de mi espacio, abrirme al afecto. Y este ha venido siendo el tema en estos últimos meses. 

También recordé como una revelación, que de niña era muy abierta en casa, muy pinga, muy parlanchina y en la escuela las maestras se preocupaban ante mi perturbadora seriedad. Me alegro de que nadie haya sugerido que era autista o que tenía algún problema de adaptación. Es posible que esto sea frecuente en niños pequeños que encuentran difícil estar entre extraños, sin embargo al terminar la adolescencia aún me costaba trabajo ser o aparecer como la misma persona en diferentes ambientes. 

Esta sensación de tener distintas personalidades me conflictuó tanto que me llevó a un primer, aunque breve episodio depresivo, que no fue atendido que pasó casi inadvertido pero que recuerdo. A eso se debe que muchos de mis esfuerzos se enfoquen en ser más que en parecer. Fuí una persona dual y no me gustaba, de manera que me asusta convivir con personas duales.

Ha sido hasta esta mañana cuando platiqué con ella, que lo noté: creo que voy logrando ser la misma esté donde esté. Desde luego hay más apertura si estoy en confianza, como a todo mundo le pasa, pero ya no soy irreconocible en un círculo de personas o en otro, me observo desde fuera y soy la misma todo el tiempo, ya no hay síndrome de camaleón, no máscaras, no conflicto de dualidad. Es posible que me equivoque, es posible que quienes me conocen puedan percibir lo contrario, pero eso es lo de menos, yo me siento así y esto me alegra, me alegra poder mirarme hoy y en retrospectiva e identificar esa evolución. Para mí lo es porque aspiro a ser y no solo parecer, a conocerme a mí misma. Acaso solo alucino, si el día de mañana leo esto y me parece un sinsentido, pues lo borramos y ya está, pero hoy, ¡bienvenida al cambio!

jueves, 15 de agosto de 2013

Despedidas bienvenidas

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Nunca he sido buena para acumular nada. No suelo tener más de tres pares de zapatos ni más de siete personas entrañables reunidas en un mismo plano temporal. De manera que cuando una persona se ha ido, una nueva aparece. No es porque las personas sean como los zapatos, que se usan, se desgastan se desechan y se adquieren otros. Es más bien, porque las personas son libres pero, han de cumplir una misión mientras coinciden unas con otras. Asumo que cuando lo han hecho ya, están listas para marcharse aunque uno mismo no este siempre del todo listo para dejarlas ir y entonces duela desprenderse de sus presencias, de sus esencias.

Hablé de esto con Ulises hace unos meses. Él dijo como siempre que nada ha de permanecer, que todo es movimiento. Me costó trabajo entender que eso incluía a las personas pero es más sencillo si lo miro como la socorrida metáfora que compara la vida con un tren y dice que viajamos acompañados por personas destinadas, unas a permanecer por largo tiempo con nosotros durante el viaje, otras a descender en alguna próxima estación. Al final, compartir el viaje con unas habrá sido una maravillosa experiencia y en cambio otras habrán sido incómodos pasajeros. Otras solo se habrán sentado a charlar con nosotros un instante pero todas cumplieron su cometido: dejar en nosotros un importante aprendizaje.

Como sea, es doloroso desprenderse de esas personas a las que amaste mucho pero que están destinadas a no quedarse para siempre, no porque así lo decidas tú, no porque ese sea el deseo premeditado de ellas, sino porque no puede ser de otra manera, porque es preciso para que cada uno continúe su propio viaje. No puede ser de otra manera. Algunas veces el procedimiento es muy sencillo, te despides, se conjura un hasta pronto y algo te dice que eso significa que nunca más han de encontrarse porque ya todo está hecho. Y otras veces, sabes que ha llegado ese momento cuando el motivo no es del todo claro, cuando todo parece haber sido tan rápido que no pudiste evitarlo, como una tormenta de tontos naipes sobre una asustada Alicia.

Yo busco además, señales. Sé que un ciclo se cierra cuando duele tanto que anestesia. Sé que un ciclo se cierra cuando me siento tan fuera de él que veo ya solo un punto luminoso que me recuerda lo que fue estar dentro de él, compartir en él, crecer en él. No pasa nada, puede que se quede ahí brillando intermitentemente si ese es su destino, pero solo para que recuerdes de vez en cuando, si miras atrás. O puede que se cierre por completo y se pierda para siempre. No importa cuanto te aferres a permanecer, de haberlo hecho podrías no haber salido nunca. Ha llegado su tiempo y nunca volverá a ser lo mismo.

Estoy aprendiendo también que no todo es pérdida y duelo. Recientemente me percaté de que siempre que esto ha ocurrido, comienzan a abrirse ante mí nuevos portales a otros mundos, a otras personas que llegan listas para abrir las manos y darme y recibir de mí. Son las personas correctas en el momento correcto siempre que uno sepa encontrarlas.

Así que cuando el tren se ponga en marcha uno solo puede estar seguro de que nada volverá a ser igual. Alguien bajó y alguien subió, quiza fuimos nosotros. Estoy lista. Adiós, gracias. Bienvenidos.

miércoles, 24 de julio de 2013

Pequeño recuento


Un año. Es muy poco o mucho según lo que se espere obtener en ese plazo. En un año puedes mudarte de la casa matriarcal (que no materna) y darte cuenta de lo pequeña que te sientes. En un año puedes romper vínculos, crear otros nuevos solo para darte cuenta (una vez más) de que no hay nada nuevo bajo el sol. En un año puedes ver como tu hija se enfila a transitar por el caminito que la llevará a ser una jovencita y ya no, una pequeñita que todo lo esperaba de ti.

Sí, me convertí en chilanga pero no de hueso colorado, solo habito en otro punto geográfico, mi hogar sigue allá, no se si para bien, no se si para mal. Solo se que una vez conciente de las cosas que quiero no repetir de las mujeres de mi familia, abrí los ojos a las cosas que más amo de ellas. Es posible que mi andar sea muy lento, pero así es como funciono y quizá dedique un segundo año a sentirme totalmente agusto en este nuevo espacio, a apreciarlo, descubrirlo, transformarlo en mi hogar. Aún no lo se.

Fue un año de desencantos también. Me desencantaron personas y me alejé, me desencantaron situaciones, decisiones mal tomadas, cosas que dije y no debí decir, cosas que callé cuando tenía que gritar. Estoy muy intolerante conmigo y no me perdono tan facil, pero trabajo en ello. Segunda tarea para un nuevo ciclo de crecimiento.

¡Y la Guerrera!, un día nos sorprendimos comprando corpiños, desoderante suave, hablando de hormonas, de niños y vello púbico! Pasó a quinto año, me dijo que ya no piensa extrañar a su papá, esot último lo lamento, no hubiera querido que su corazón se acorazara pero tiene derecho a defenderse del dolor, la acompaño y espero lo mejor para ella.

Así las cosas.  Sigo reportando desde mis nuevas coordenadas.

viernes, 31 de mayo de 2013

Me crece la mariposa!



El otro día me dice asi con voz chiquita: mami, ¿qué se siente que alguien ande atrás de ti? Y yo bien sonza no le agarré el patín a la primera y le digo: ah pues si es un desconocido siento miedo, ¿alguien te persiguió? Me dice: ¡no, má, así no! Como se puso rojita y le noté una risita picarona entendí por dónde iba el asunto: ¡ah!, pues se sienten cosquillas en el ombligo, le dije y le piqué la barriguita. Se encogió todita ella, así como un cuyo y me dijo: ¡así siento mami! es que dice Ana que le gusto a Gael que anda tras de mí y a mi me da risa eso!

BUAAAAAAAA :'(

martes, 28 de mayo de 2013

Cuando sea grande





Entre amiguitas:

-       ¿Tú que quieres ser de grande July?
-       Yo voy a ser arquitecta, voy a buscar trabajo de eso, voy a juntar mucho dinero y cuando lo tenga voy a comprarles a mis papás el restaurante donde trabajan. Luego, voy a seguir juntando dinero. ¿Y tú?
-       Yo voy a ser cineasta, no actriz eh, yo voy a hacer pelícuals que me gusten mucho.
-       ¿Y con eso qué le vas a comprar a tu mamá?
-       Ella ya es grande.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Insoportable




Hay días en los que algunas personas me resultan insoportables. Hoy es uno de esos días. No me soporto a mi misma. 

martes, 7 de mayo de 2013

El ciego y el avaro

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--> No existe alguien que nunca haya beneficiado a otro ser humano. Es curioso el flujo de las ayudas, no funciona como las leyes de oferta y demanda. Sospecho que no es tan simple como la idea del karma. Es más, cuando menos lo esperamos y quien menos sospechamos nos está ayudando, incluso si esa persona cree estar actuando para perjudicarnos, ¡pues ya está! Nos está haciendo el enorme favor de darnos una lección de vida pero hay que aprender a mirar más allá de lo que vemos. Todos somos instrumentos de la vida de una u otra manera. Ayudar es un regalo para nosotros mismos.

Un indigente ciego pide monedas todos los días en la misma esquina. Un avaro decide hacerle entender que está muy mal que mendigue, que no es el mejor modo de ganarse la vida. Cada día pasará junto a él y le dará monedas sin valor, fichas circulares de metal.
El indigente agradece todos los días la “bondad” del avaro que se marcha siempre sin responderle y creyendo que le ha engañado. Una mañana el indigente le sonríe y le dice:
- Usted, señor es la mejor persona que yo conozco. Creí que para mí todo estaba perdido pero tengo muy buena fortuna de haberle encontrado, he vuelto a creer que aún existen seres generosos.
El ávaro se mofa un poco para sus adentros pero le pregunta, quiere saber a qué se refiere y cómo sabe a quién le habla si este hombre es invidente.
- Usted debe ser muy pobre quizá tanto como yo, nunca lo he visto pero todos los días me da un puñado de metal, acaso sea lo único que usted posee pero intenta ayudarme. He querido agradecerle, vendí las fichas y puedo invitarle un café.
Una lágrima rodó por la mejilla del ávaro.

viernes, 3 de mayo de 2013

La loca


Me preguntáis como me volví loco. Fue así. Un día, mucho antes de que nacieran algunos dioses, desperté de un profundo letargo y descubrí que me habían robado todas mis máscaras -si; las siete máscaras que yo mismo me había confeccionado, y que llevé en siete vidas distintas-; corrí sin máscara por las calles atestadas de gente, gritando: “¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!”

Hombres y mujeres se reían de mí, y al verme, algunas personas, llenas de horror, corrieron a refugiarse en sus casas. Y cuando llegué a la plaza del mercado, un joven, de pie en la azotea de su casa, señalándome gritó: “Miren! ¡Es un loco!” Alcé la cabeza para mirarlo, y por vez primera el sol besó mi desnudo rostro, y mi alma se inflamó de amor al sol, y ya no quise tener máscaras. Y como si fuera presa de un trance, grité: “¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones que me robaron mis máscaras!”

Fue así que me enloquecí.

Y en mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.

Pero no dejéis que me enorgullezca demasiado de mi seguridad; ni siquiera el ladrón encarcelado está a salvo de otro ladrón.

El loco
Khalil Gibran

"Todos necesitamos de todos"…ok
"Tú te has encargado de aislarte porque no comes con nadie, no vas a fiestas, no haces esto ni lo otro"…ok
"No eres como quisiera y lo respeto pero creo que deberías ser"… ok

Algunas veces les creo, les pido perdón por "no ser", pienso que tienen razón y que estoy muy mal como dicen. Siento que esa presión me aplasta y pareciera que sólo cediendo ante ella podría integrarme exitosamente con mi entorno. 

Luego recuerdo que eso no sería solo una claudicación sino un error, ya que lo negro seguirá siendo negro aunque toda la humanidad grite: ¡Es blanco!

No estoy de misantropa, lo que me pasa hoy es que, la neta, la neta me duele cuando la gente no es leal, me descontrola no saber que hay detrás de sus máscaras pero se que la gente es así. Somos así. Aveces muy ingratos, falsos. 

Cuando experimento desencantos y veo claramente ese lado miserable de las personas recuerdo que por mucho que me esfuerce por ser coherente y leal conmigo misma al menos, también padezco de esa miseria. Me queda entonces un sabor amargoso en la boca. Mas sé también que hay personas a quienes amo y me aman. Son muy pocos, es la verdad, pero son mis indispensables. A ellos les agradezco y espero lo sepan y espero corresponderles. A los demás también les agradezco toda su enseñanza pero se que no estarán conmigo más adelante y también yo habré de dejarlos junto al camino.

Gracias.

Irse

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Un día la nena abrazó a su muñeca, una bolsita con cosas que creyó necesarias y se marchó. Tenía tres años y mis tías y mi abuela me alcanzaron cuando había recorrido un par de cuadras para hacerme regresar sobre mis pasitos. Todavía las escucho llamandome. Es un poquito penoso tener tres décadas cumplidas y no terminar de concluir la independencia. Pero todo es trabajo constante, cambio, proceso personal le llamo. 

Cada vez que veo esta foto recuerdo la anecdota de mi primer intento por irme, tengo memoria de que sabía que no quería cinco mamás pero la mía no quería estar, así que me iba. Las cosas no son muy distintas ahora excepto por que ya también yo soy mamá y cada día pienso que quiero que la Guerrera aprenda de esta mudanza que podrá marcharse un día, volar sin peso extra en sus alas y sin sentir pena ni culpa por el camino elegido. Quiero que sepa que no estaré para retenerla sino para impulsarla. Hoy tengo treinta, abrazo a la Guerrera y me voy cada día un poco más.  

Fe de erratas: 32 (ouch)

jueves, 25 de abril de 2013

quiero, no quiero, quiero, no quiero...





"Antes de encarar de nuevo el amor, vamos a preguntarnos de qué hablamos cuando hablamos de esa cosa y de todas las demás cosas que hasta ahora parecían sagradas".


Nacho Vegas

viernes, 19 de abril de 2013

Don nadie

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Decimos algunas palabras. Reimos, ¿crees que es divertido?, reímos. Palabras que parecen tan vagas ahora, inofensivas, incisivas. Ninguna de ellas traerá nada de vuelta a casa. Ésta donde ya no habitas. Ambos, tu y yo estamos condenados a olvidar mientras vivimos recordando. Palabras.

Instrucciones para la instalación de alas



1. Usted vino al mundo con un par de alas creadas a partir de una sustancia maravillosa del universo llamada polvo de estrellas.
2. Si sus alas se han roto después de tantos intentos, de tantas luchas, de tantas caídas, ahora tiene la opción de cambiarlas por un par de alas nuevas.
3. Por favor retire las alas rotas de su cavidad original con mucho cuidado. Limpie este espacio con amor puro hacia usted (la dimensión en la que se encuentra utiliza al amor como agente limpiador, como combustible y como propulsor).
4. Una vez limpia la cavidad, inserte sus alas nuevas en ella. Haga una prueba de movimiento. ¿Se mueven? ¿Quedan estáticas? Por favor no intente volar aún.
5. Todos los seres humanos tienen un par de alas, la única diferencia entre ellos y usted es que ellos no lo saben y usted sí.
6. Asegúrese de querer dejar atrás las limitaciones, asegúrese de que en verdad quiere utilizar estas alas y de que permitirá que el viento en fusión con ellas, le lleve a destinos insospechados.
7. Después de esto, ubíquese en la parte más alta de un acantilado, evite mirar hacia atrás, hacia arriba o hacia abajo. Sepa que usted está ahí porque una fuerza divina que está más allá de su comprensión, le ha puesto en ese lugar.
8. Expanda sus alas y déjese llevar por el viento y por la fuerza divina que le está impulsando. Olvídese de controlar su vuelo, permita que la naturaleza haga todo el trabajo por usted. Si le asusta la fuerza del viento sólo diga: TE AMO, TE AMO, TE AMO. No está solo en este proceso, jamás lo ha estado y si llegó hasta ese acantilado es porque puede volar. Hágalo.
9. Cuando esté volando, cuando esté permitiendo que la vida le moldee, cuando ya no se resista a su experiencia terrenal, entonces mire hacia abajo, observe al mundo bajo usted y dé las GRACIAS por esa magnífica vista, por la oportunidad de ser uno con el viento, por sus alas nuevas.
10. Volar significa aceptar, amar, permitir y honrar en la medida de lo posible, en la medida de lo humano, y de acuerdo al ritmo natural de las cosas.

NOTA IMPORTANTE: Su estado de ánimo determinará el color de sus alas.

Vivi Cervera

jueves, 11 de abril de 2013

La equidad de género y la Guerrera



Anoche le conté del video del día donde una madre decide hacer caso de que su pequeña de cinco años le dice que quiere ser niño e intervenir para convertirla en tal. Le cortaron el cabello la vistieron como varoncito y planean inyectarle hormonas para que no sufra. Le pregunté a la Guerrera que si alguna vez a ella se le había ocurrido pensar que es niño y no niña. Creí de pronto que me había propasado y quise aclararle el punto:

- Cuando yo era chica, hija, pensaba que mi voz era muy gruesa como de niño y no me gustaba jugar a la casita ni a las muñecas, preferia subirme a los arboles y correr todo el día como un chamaco y…
- Sí ya te entendí ma’. Yo también lo he pensado.
- ¿En serio? (trago saliva).
- Sí. Porque no puedo sentarme como niñita con las piernas cerradas pero no es porque tenga pene es porque mis piernas son muy cachetonas.
- A ok, pero ¿y si te quisieras vestir como niño?
- ¿Y si todos fueramos ciegos ma'? ¿quién se enteraría de la ropa de los otros?
- Eso digo que ¿cómo sabes que sabes lo que eres?
- Pues porque uno es niño o niña adentro ma', no afuera. A mi amigo F le gustan las flores y los unicornios pero yo se que él es niño y se que yo soy niña.
- ¿Cómo lo sabes?
- ¡Lo se! ¿me das otra galleta?



Esa fue nuestra cena filosófica, le aprendo harto a la Guerrera. 

miércoles, 13 de marzo de 2013

La pus

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Si las buenas hijas agradecen a mamá, la aman, aspiran a ser como ella o al menos no la cuestionan, pues no soy buena hija. Cuestiono todos los días, a veces muchas veces al día. Me digo que las buenas madres conectan con las hijas, las conocen, deciden estar, no deciden desoir, dar la espalda y correr al encuentro de lo que pudo haber sido si la hija no lo hubiera interrumpido. Esto es pus. Se en el fondo que no existen hijas ni madres perfectas. Esto es pus, que aveces me da. 


martes, 29 de enero de 2013

Courage



Un corazón noble lucha por encontrar un consuelo ante la lamentable tormenta
 
Era un león cobarde. Estaba dotado con todo lo necesario para vencer. Era grande y fuerte y tenía garras y colmillos que intimidarían a cualquiera que osara pretender despojarle el título de nobleza que con los años había conseguido. Sin embargo, temblaba ante la más mínima posibilidad de tener enemigos y más aún: enfrentarlos, por pequeños que estos fueran. Era por esa razón que gustaba de hacerse acompañar por lacayos y emisarios. Consejeros que no eran los más sabios. Adivinos, videntes, charlatanes seducidos por el deseo de comer en la mesa real. Bastaba con su presencia y sus palabras para ayudarlo a sentirse menos vulnerable. Jamás se iba a la cama sin haber escuchado las nuevas que traían. Agradecía profundamente cada palabra, cada atisbo de peligro del que le avisaban aún si no había certeza en aquellas noticias y especulaciones. Luego de cada entrevista podía retirarse para intentar descansar pensando que ahora sí sabía de donde vendría el siguiente golpe de la vida y que estaría preparado pero claro, no conseguía dormir. Los ojos entreabiertos, las orejas y cada majestuosa garra permanecían siempre alertas. Acaso pretendía frenar el futuro, atrincherarse contra lo inminente, aunque ignorará casi siempre de qué se trataba aquello que con tanto esmero deseaba impedir. Mantenía en el olvido que en batallas libradas cuando era joven había vencido sin necesidad de mantenerse en vigilia. Olvidó cómo improvisar un ataque, cómo agazaparse y saltar sobre una presa, cómo rugir ante un predador. En cambio, pasaba horas elucubrando con sus consejeros, formulas para hallar coraje y seguir gobernando. En el reino pocos entendían esa conducta y pensaban que era tiempo de elegir un nuevo monarca.

Algunos viejos contaban que el rey había sido sorprendido alguna vez mientras dormía y fue herido de tan dolorosa manera que se concentró en no volver a descuidarse jamás. Decían que en aquel tiempo el rey había sido tan severo e implacable con quienes fueron juzgados como culpables, que con igual rigor se juzgaba a sí mismo. Y si bien, ellos pasaban el resto de sus días en calabozos horribles, el real felino se sumía en la oscura escotilla de sus propios temores. Aquél que fuera un poderoso león, hoy parecía impedido para gobernar con sabiduría. No podía si le faltaba el amor. Este había sido reemplazado por una maraña de miedo tan espesa como la melena en su real cabeza. ¿Cómo perdonarse el descuido si no sabía perdonar el de los demás? Su corazón se había endurecido y dejó de confiar en él sencillamente porque ya no lo sentía. De tal suerte, olvidó que corazón es coraje, es renunciar a la seguridad y arriesgarse a vivir.  

viernes, 25 de enero de 2013

Yoga para guerreras




 
-       Ma’ he pensado que quiero aprender yoga.

Oh mi pequeña, pienso, cuan elevado está su nivel de conciencia qué cosas tan sublimes la interesan.

-       ¡¿En serio?! Genial, a mi también me interesa pero dime ¿a ti por qué te llama la atención?

-       Quiero aprender a hacer nudos con mis piernas.

Elevado, muy elevado.

viernes, 18 de enero de 2013

Colmar las expectativas de otros o ser feliz

Pero la sociedad no necesita un Buda, sino un ejecutivo perfecto. ¿Para qué sirve un Buda? Económicamente no tiene sentido, es una carga... 

No olvido que estamos llamados a dejar huella en los demás, a compartir, a dejar este mundo mejor de como lo hemos encontrado. Tengo presente que podemos colaborar, aportar, compartir, amar, no somos entes unilaterales pero también se que en la búsqueda de tan ambiciosos fines, podría estar rodeada de gente y aún así estaría sola. Aunque somos animales sociales hemos de recorrer solos el camino. Todos estamos solos y eso no tiene nada de malo. No hay peligro en el silencio y en la paz, pero a muchos, a la mayoría, le asusta.

Solo para no olvidarlo:

 "No estás aquí para colmar las expectativas de los demás, sus reglas, sus mapas. Estás aquí para realizar vuestro propio ser. No puedes satisfacer a todo el mundo; la única satisfacción posible es la vuestra... De eso trata toda la religión, la religión entera: estás aquí para realizar vuestro propio ser. Ese es vuestro destino... No hay una regla fija en la que haya que encajar, cada uno debe descubrir las suyas propias. Trata de comprenderlo: sigue aquello que os proporcione felicidad, bendiciones, paz y silencio... Este es el criterio: si eres feliz, entonces eres religioso, aunque no vayas a ningún templo La religión es rebelión. Es la mayor rebelión de todas, porque se está solo, no hay nadie más, y hay que recorrer el camino solo. Es la rebelión del individuo contra la masa. La masa es muy, muy poderosa. Puede aplastaros, ya casi lo ha conseguido. La mayoría estan casi muertos. Dejarnos con vida es peligroso para la masa porque entonces seguiras vuestro propio camino, y la masa tiene el suyo, que quiere que tu sigas. La masa quiere que seas oficinista de correos, profesor de una escuela primaria, enfermera de un hospital, y vuestra voz interior puede que no esté dispuesta a serlo. Puede que vuestra voz interior quiera ser poeta, o artista, o cantante. Puede que vuestra voz interior esté llevándonos a ser un Buda o un Chuang Tzu. Pero la sociedad no necesita un Buda, sino un ejecutivo perfecto. ¿Para qué sirve un Buda? Económicamente no tiene sentido, es una carga... Estás en tan mala forma porque son muchos los que han querido muchas cosas de vosotros. Si los colmás a ellos, entonces tu te quedas vacío, pero recuerda nadie puede saber para qué estás aquí; para saberlo debés investigar, indagar interiormente. Eso es el alma. Los nombres difieren, pero el meollo es encontrar el destino auténtico que haz venido a cumplir... Todo el mundo está mal porque nadie ha escuchado a su auténtico ser. Escuchalo y no hagás caso a nadie más. Será difícil, deberas perder mucho, se perderán muchas inversiones de todo tipo. Eso es lo que significa sannyas; es renunciar a las falsas inversiones, es renunciar a los demás, a sus deseos y expectativas, y es tomar la decisión de ser auténtico con uno mismo". Osho

Es mi cumple y qué...


Hola, hoy este armadillo está apuntito de cumplir 32 (tres más dos, cinco; tres menos dos, uno; cinco más uno, seis… sin números cabalísticos a la vista, qué bien, me ponen nerviosa los números cabalísticos). Vine a trabajar con una camisa así o más informal y de tenis, ¡pos qué! es mi regalo número uno y la camisa me encanta es como las que usaba en la universidad. Estoy a dieta, como es propio de mi edad. Estoy en una etapa de fastidio laboral, ya saben, me gusta lo que hago pero no me es suficiente. Lo malo es que mis neuronas no me dan  últimamente para crear una realidad distinta, lo bueno es que tengo conciencia de ello y que las estoy obligando, ya lo harán. Mi regalo número dos: un frappé capuchino almendra ¡yumi! (caro y cargado de azúcar o sea que rompí la dieta pero tampoco importa, más yumi). Leí unos blogs y retomo escribir cosillas en el mío. Regalo número tres: encontré sin mucho esfuerzo Coyote by Mesita, música nueva refrescante jocosita y relax como me gusta. Al final del día vendrá mi hermana a quedarse en el depa, amo a mi hermana aunque nunca se lo he dicho y no hablo mucho de ella. Por la noche habrá aquelarre con mis doñas amigasamigasamigas, igualitas todas que en Sex on the city pero mejores mucho mejores y fantásticas personas. Por eso son mis amigas. Wathever wathever whatever…

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