La Guerrera tiene una teoría. Dice que cuando la gente muere
se convierte en árbol o en un espíritu dentro de un árbol, “así como las
ardillas”, me explica. ¿Qué árbol serías tú, má?
A mí me gustaría ser una jacaranda. Son mis
árboles favoritos, tan altas y fuertes y regaladoras de sombra, y siempre
cambiando, cumpliendo sus ciclos, de verde vivo a alegre morado, de un estar
llenas de flores a épocas de aparente melancolía otoñosa. Ella, en cambio dice
que de seguro le tocaría ser un eucalipto porque son árboles “suaves”. ¿Cómo es
eso?, le pregunto, dice que se mueven mucho si hace viento pero no
se rompen, sino que “bailan” y son los más altos que ha visto y podría tener
koalas. Creo que ella siempre ha intuido que somos tan distintas. Me alegra
mucho que sea un árbol bailarín.