Temí que su
nostalgia fuera mucha y le dije que yo no sabía mucho de papás porque yo no
había tenido uno pero que sí estaba segura de que su papá la quería mucho pero
que se pierde de estar con ella todo el tiempo que quisiéramos quizás porque
los papás y las mamás somos diferentes. Las mamás somos pegajossas y los papas
desapegados, así le dije. En la naturaleza los críos, fíjate, se quedan casi siempre con las hembras y
los machos siguen otro camino, así es con los gatos con los conejos, con los
zorros, con los tigres…nos seguimos largo rato hablando de los documentales y
otros programas de corte naturalista que hemos visto y todo para concluir con
la película de Bambi y esa escena donde mamá venado y el pequeño príncipe
venado ven al macho alfa de los venados en la cima del bosque. Distante pero cercano,
ausente pero presente. Al fin la Guerrera concilia el sueño, piensa en ese papá venado, en los gatos y los tigres que son entrenados para la vida por las madres, quien sabe, pero ya sin lagrimas puedo irme a dormir también. No
me resulta sencilla esta labor. Me incomoda la sospecha de que voy siempre muy esmerada limpiando el camino para que a él le resulte mas sencillo andarlo con ella y siempre me digo que no es por él, sino por ella. Algunas veces, casi siempre, me detengo para
observarla y saber si lo estoy haciendo bien o me equivoco y debería modificar mi modo de ser su mamá, y seguramente eso es algo que no
sabré sino hasta que llegue al fin del recorrido.
jueves, 29 de marzo de 2012
martes, 13 de marzo de 2012
Irascible
En un consultorio…
-Bienvenida
-Gracias, doctora
-Hagamos su historial
-Ya, empecemos con las indiscreciones
-¿Sobrepeso?
-Ya lo ve. Por eso estoy aquí.
-¿Nerviosa?
-Le ahorro preguntas, soy depresiva y estoy en tratamiento
-Ya veo, ¿ansiosa?
-Sí, a veces, cuando me hacen muchas preguntas.
-¿Irritable?
-No, no, todo está bajo control, le digo que estoy en
tratamiento.
-Ok, ¿qué es lo que toma?
-X y Y.
En efecto, nos ahorramos varias preguntas, la médico
homeópata brinca varios renglones y escribe: X y Y, pero enseguida vira sobre el
cuestionario y anota: “irascible”
-¡Oiga!, le dije que no, ¡irascible no!
-Ya veo, ¿antecedentes diabéticos?...
Mi curious case a la Benjamin Button
Se que ahora lo digo y nadie me lo cree. Lo se porque hasta
para mi va siendo costumbre dificil de creer, pero hasta hace poco yo no era esta que soy,
soy muchas ahora, pero estoy hablando de la achacosa.
A veces creo que desde el día en que comencé a buscar
desesperadamente el bienestar comencé a coleccionar malestares. Eso tiene
aburridas a mis pocas amistades pero ellas lo han tolerado estoicamente, al
menos las que pudo contar con los dedos de las manos; mi familia me quiere y se
preocupa, desespera, o me sigue la corriente, o me busca remedios, me zurce, me
contiene y yo me harto de mi, me entretengo, tengo una causa, una muy inútil y
en qué gastar mucho dinero pero no tengo opción porque odio sentirme mal, y esa
es la prueba fehaciente de que no siempre fue así.
Pero supongo que no vale la
pena anhelar ese pasado en que nada me dolía en que me anotaba a carreras de cinco
kilómetros, me desvelaba sin consecuencias y jamás ingería un medicamento. Hoy
soy esta que tiene treinta y se enferma como una viejecita de ochenta, así onda Benjamin Button.
De verdad,
no lo disfruto, quisiera no ir por la vida explicando porqué tomo esto o
aquello, cómo me duele aquí y allá y cómo son los síntomas exactos de algo que quizá
le dará a los demás en algún momento de la vida pero que a mí ya me dio.
Hay un
lado positivo, como siempre y es que de todo me he curado, hoy es una cosa y mañana otra solo colecciono,
como dije antes, los malestares, como para ser la persona que más se enferma y
que más se sana pero así es más el tiempo que paso enferma que el que paso sana
y la cosa es que ya no quiero jugar a eso, no me quiero
acostumbrar y si lo escribo es nomás porque soy creyente de que cuando uno
escribe las cosas que va pensando es como hacerse un exorcismo y algo sucede y
el orden de las cosas en la historia se altera de algún modo. ¡Ya no juego!
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