viernes, 7 de septiembre de 2012

Perseguir al amor


Pregunta Lesli que si el amor como la democracia existe o no. Me puso a pensar y quise responderle pero la respuesta se me hizo tan larga...

Es el amor una necesidad orgánica. Absolutamente necesario al organismo, casi como lo es alimentarse, dormir, hidratarse. ¿nunca has tenido la sensación de que estás enamoradísima de ti misma? No a lo narciso y tampoco me refiero a un aspecto sexual sino a una sensación orgánica real, igual y no me explico pero yo sí lo he experimentado y estoy segura de que es posible satisfacer esa necesidad con uno mismo y dejar de exigir que otro lo haga, o igual y es solo una idea mía muy pirada.

Creo también que lo demás son inventos de la especie humana, como lo es el matrimonio. Ya sabemos que el matrimonio nació históricamente como una institución y al final es una negociación pero es perecedero sin lugar a dudas, de lo contrario se pagan intereses muy altos. Nadie dice que no puedas enamorarte de otro y compartir, eso es muy reconfortante, pero es eso: una necesidad de sentirnos reconfortados. Por lo tanto será una búsqueda insaciable.

Pienso que si fuéramos capaces de admitir que nadie tiene obligación de hacernos felices, es decir, si comprendiéramos que la responsabilidad de que generemos adrenalina, serotonina y todo eso es solo nuestra y que podemos unirnos a otro solo temporalmente, mientras dura esa reacción orgánica que es el amor romántico, aprenderíamos a ser más honestos a dejar de jugar el juego de la fidelidad y la infidelidad, de los posesivos contra las falsas libertades y este asunto dejaría de ser tan doloroso. Pero eso solo ocurre en mi mundo mafufo. En el confuso más acá, la realidad es que como especie no hemos entrenado para generar la misma reacción química al enamorarnos de nosotros mismos.

Al final concluyo que, ya sea que existan o no, no nos queda más remedio que seguir persiguiendo a la democracia perfecta porque esa persecución nos ayuda a ser una sociedad un poco más decente; y no tenemos opción que continuar buscando al amor, solo porque esa búsqueda nos hace mejores personas y por instantes más humanos. Concluyo que es bueno aspirar a encontrar ambos ideales.

Lo demás: el amor que siento por mi hija, por mi abuela, por mi perro, por mis hermanos, por mis amigas, son sentimientos filiales, esos que me hacen reconocer que daría todo lo que soy y todo lo que tengo por aquellos a quienes amo pero esto no se compara (en cuanto a reacciones orgánicas y satisfactorias) con el amor que uno experimenta al enamorarse de otro, vamos con todo y la atracción sexual y las expectativas de compartir.

martes, 28 de agosto de 2012

Raíz



Casi no se lo digo a nadie pero, secretamente ando buscando, disimuladamente un día entro en un directorio y tecleo su nombre, a veces en esta o aquella red social o si estoy en casa de mi madre, hurgo su agenda vieja, tal vez no borró su número o su nombre aunque sea. Ya de por si me llama la atención que la conserve y me invento historias al respecto. 

Él no sabe que yo hago estas cosas, él me envió una tarjeta cuando cumplí 11 años y después no supe más. Me quedé con la historia contada por mi madre con tantos parches y remiendos que me parecía siempre ajena; una historia tan manoseada al derecho y al revés por mis tías, tan murmurada por mi abuela como leyenda de otros tiempos que me acostumbré a sentir que no era mi historia.
Lo que yo tengo es solo una escena en la que él me carga y parece tan alto o yo tan pequeña; él usaba lentes y tenía barba y la voz joven y camisa a cuadros de color azul. El recuerdo se difumina como fotografía vieja pero escucho en mi voz la palabra “papá”. Como esa, hay cosas irrelevantes que de pronto son las únicas que conservo del único padre que tuve. En esa fotografía vieja le digo que estoy cansada y él me levanta en sus brazos y debo decirlo, me gusta su sonrisa.

A ella le he preguntado y me ha dicho que mi recuerdo me engaña que no era tan alto, que no era tan guapo, que sí, que era joven pero, demasiado joven para ser un padre y que en realidad no debía llamarle así. Ese fue, el ultimo remiendo de la historia: que todos nos equivocamos, ella, él y hasta yo. Ahora busco de vez en cuando y hoy encontré una dirección y un número telefónico.

Si un día me animo y marco se número, puede no ser él, puede ser y no querer hablar conmigo, puede no tener nada que ver con lo que busco o puede que sí sea y si lo encaro me diga algo que nunca me habría gustado escuchar. No lo sé, lo que secretamente estoy buscando es esa otra parte de la historia, el revés, la que ella nunca va a contarme, la que él sabe, la que yo no puedo recordar, la que también es mía.

Otra vez yo, buscando raíces, algo a lo que pueda asirme.

… y es mi miedo el de esa lagartija a desprenderse de su cola




Tres de la mañana, otra vez. Y a las cuatro, las cuatro treinta, y así hasta que son las seis treinta y me levanto. Despierto inquieta, tengo sueños extraños porque extraño, es por eso seguramente. Arriba, me digo que es hora de comenzar nuevamente y voy a tientas por una habitación que aún desconozco. Que por ahora me contiene pero no me pertenece o yo no pertenezco a ella, da igual. 

Que es cuestión de adaptarse me dicen unos, ¿qué sentido tiene acostumbrarse a algo? Me pregunto yo ahora. Más adelante habrá que desprenderse de todo. De personas, de lugares, de amores, de un cuerpo. Es que estamos de paso por todas partes. Condenados a ser errantes. No afirmo que esto sea malo, tampoco bueno, solo es una realidad que me pone melancólica y me da un revés porque crecí intentando pertenecer a una familia, a un lugar, tener raices.

Justo ahora no se bien a bien si es este cambio como lo esperaba. Me encuentro invadida por emociones que me parecen como recuerdos de una vida pasada. Me siento alentada por el viento que va empujando mi barco y sin embargo, al mismo tiempo, me invade la nostalgia, el desconcierto, el dolor de la metamorfosis.

Es aquí cuando parafraseo lo que “Ulises dice”: que no hay mayor placer que crecer y ver crecer. Yo digo que el dolor es parte del crecimiento, (el dolor, no el sufrimiento). No debería, uno imagina que crecer, fluir, avanzar o como quiera decirse, es un camino reconfortante. La verdad es que si se pone atención, la oruga debe desgarrarse y cambiar de piel cuatro o cinco veces antes de ser mariposa. Se sabe que este animalito posee un pequeño sistema nervioso que se transforma de manera dramática mientras adquiere su forma de ser alado y colorido y se sabe también que fisiológicamente es consciente a traves de dolor, de que está transformándose. 

Se ha probado también que una vez convertida en mariposa, conserva recuerdos de su vida larvaria. Imagino que sabe que el cambio debe suceder, que no hay opción a detener ese proceso, aunque duela.

Es una pena que yo no sea una oruga y tenga tantas ganas de paliar el dolor que me provoca ahora esta metamorfosis.

Esto también pasará.

miércoles, 15 de agosto de 2012

La mudanza y los naipes




() Entonces, Alicia dijo: «¡Qué estupideces!» Y la Reina dijo: «¡Que le corten la cabeza!» (Que es lo mismo que decía siempre que se enfadaba.)

Y Alicia dijo: «¿Quién os va a tomar en serio? ¡No sois más que los naipes de una baraja!»

Con lo cual todos se enfadaron muchísimo y saltaron por los aires, y cayeron sobre Alicia igual que un chaparrón.

Creo que lo que pasó a continuación no te lo imaginarías jamás. Y fue que Alicia se despertó, y terminó su extraño sueño. Y descubrió que los naipes no eran más que unas hojas del árbol que el viento había hecho caer sobre su cara.

¿Verdad que sería precioso tener un sueño extraño, igual que Alicia?

El mejor plan es éste. Primero, te tumbas a la sombra de un árbol y esperas a que pase corriendo un Conejo Blanco, con un reloj en la mano: después, cierras los ojos, y piensas que eres la encantadora Alicia. Adiós, querida Alicia, adiós.


Así es como recuerdo que termina el cuento de Alicia que me leían cuando era niña. Es posible que halla estado tumbada por largo tiempo bajo mi árbol, protegida por la fresca sombra de sus ramas. Esperando a ver pasar al Conejo Blanco. Me prometí salir corriendo tras él, como Alicia, cuando pasara por aquí.

Fue cuando el árbol dejó de ser acogedor, que vi pasar al simpático conejo o eso me pareció. Mis piernas están un poco abotargadas por la espera, pero me lanzo al movimiento y es justo ahora cuando el remolino de Naipes hace de las suyas, intenta nublarme la vista y impedirme abandonar, moverme, desapegarme, llegar a la que he visualizado como siguiente parada.

"Es ahora", dijo Ulises; "No estás sola", dijo Raquel; "Eres la única que todavía cree que no puede", dijo mi madre. Aquella sucesión de palabras fue como el encuentro esperado entre dos neuronas adormiladas, como enchufar después de mucho tiempo, un aparato viejo. 

Pasó la corriente y fue posible la sinapsis. Desde entonces pretendo mudarme, falta poco, la voluntad y el coraje no me han abandonado, sin embargo una tras otra, distintas situaciones se me han presentado como para hacerme dar vuelta. Supongo que esta es la vida que había postergado. La lluvia de naipes ha sido curiosa y angustiosa y acusiosa (no estoy segura del significado de esa ultima palabra pero no importa porque rima).

Me he aferrado a la mano de La Guerrera y a esas palabras y todo lo demás ha seguido su curso, ha sido un agosto bastante distinto a los cinco anteriores durante los cuales me esforcé por mantener mi vida en santísima calma. He de dejar atrás cosas y presencias muy queridas para aventurarme a asirme de otras. 

La punta del iceberg es mi salud, el tiempo invertido en transportarme desde una delegación en el sur de la ciudad hasta un municipio en el norte y viceversa. Son los retardos en el trabajo, son las uasencias con Fatima, es el gasto estratosférico que representa montarme en varios medios de transporte al día. Pero en el fondo se trata de algo mucho más complejo: romper patrones, ganar mis propias batallas. 

Nadie supondría que sería tan difícil dar el primer paso pero también, nadie dijo que sería sencillo.

El reloj del Conejo Blanco no marca una hora, nunca es tarde, me dice, puedo llegar sin correr, un paso a la vez. Sabes a dónde quieres ir y estás haciendo que suceda, te estás moviendo, eso te da la certeza de que vas por la ruta correcta…y además no es un fin, cuando llegues ahí verás que es solo un medio, que será el comienzo.

Contra corriente



¡No puede ser diferente!, ¿solo porque tú lo dices?
¡Así es como ha sido siempre!
Así te educamos a ti, ¿porqué no la haces entrar al aro?
Para que fuera distinto tendrías que irte muy lejos
Nosotras tenemos acuerdos pero tú no has querido
Te tienes que aguantar porque estás entre nosotras, ¡porque te criamos!

Son estas las consignas que he acatado a voluntad (hasta ahora) a cambio de pertenecer. Eran el famoso ciclo sin fin (de Disney of course). Eran la moneda de cambio para ocupar un sitio que no me correspondía y abrazar expectativas que no me tocaba cumplir. Acogida y refugio seguros a precio de lealtad.

Puestas de manifiesto, así tan explícitamente, a “bocajarro”, me fueron reveladas tan pesadas como son.

Esta vez la Guerrera me empuja a revelarme. Es por mi y es porque no deseo que ella las asuma también, lo que no iba a suceder de cualquier modo porque ella es tan distinta. Es porque el asunto se tornaba cada vez más … más como una materia viscosa que obliga a luchar sin tregua y sin hallar paz.

Quiero hacer las cosas de distinta manera, atiné a decir. Esta vez, respiré muy hondo y solo lo dije, en voz muy alta, afirmándolo para mí y pidiéndoselos a ellas.

Ulises me escribe después, a media noche como un adivino, como el grillo zen que es:

AVECES SOLO PASAN LAS COSAS Y AVECES HAY QUE HACER QUE SUCEDAN.

Elemental mi querido Watson, elemental.  

martes, 17 de julio de 2012

Lección de política II


Quique les explica a estas mujeres que, aunque Leo se haya hundido con el Titanic, su amor vivirá siempre en nuestros corazones.
así que Amlo no ganó mami?... no chiquita…o Peñanieto hizo trampa?...eso dicen chiquita…pero mucha gente lo ayudó a hacer trampa no?...así es chiquita…y los diputados que me contaste no pueden castigar a los tramposos?...mmmh, creo que no chiquita…pero porqué? dijiste que ellos decidían…mmmhh…a ellos quién los manda mami?...pues nosotros, se supone, la gente que los escoge cuando vota…no podemos decirles?...ya lo saben chiquita…entonces mami?... (arrrhgggg)…ya no quiero ser diputada! ... :D

jueves, 28 de junio de 2012

Lección de política




Por la noche, le doy una mirada al mundo: Assange, el narco, la guardería ABC, ancianos abandonados, cierres de campaña, droga y corrupción en el Aeropuerto de la Ciudad de México, un Tepito salvaje, poco avance en materia de derechos para los animales…una larga lista, pero solo es una mirada y un suspiro, quizá una oración por todo antes de dormir. La Guerrera no se ha dormido, me acompaña ya que hago esto mientras programo la serie que seguimos, es acerca de cuentos de hadas, pero esta vez le ha interesado más el recorrido noticioso. Y así, comienza el interrogatorio, porqué esto y porqué lo otro, en resumen:

- ¿Porqué pasan esas cosas ‘ma’?
- Pues por las leyes, porque eso es lo que dicen las leyes.
- ¿Las del libro?
- Sí, de la constitución.
- ¿Pero qué tienen que ver?
- Tienen que ver todo, aunue no sea lo más justo, es un reglamento y los presidentes, los jueces, los policías y todos deben hacer solo lo que digan las leyes, si algo no está en las leyes pues no vale… no pueden (porqué no me pregunta cómo se hacen los bebés o porqué las niñas no tienen pene, dios mio, qué agobio)
- ¿Pero el presidente puede cambiar las leyes?
- Pues ejem…si, en cierta forma.
- ¡Entonces quiero ser presidenta!
- (Gulp) Bueno hija pero no es así, mira también hay diputados y senadores y otras personas que si no están de acuerdo no aprueban lo que el presidente diga…y así…
- Entonces quiero ser diputada o senadora, “la senadora Fatima”, ¡ahh es como en La guerra de las galaxias!
- (sic) bueno si, algo así, … mañana pensamos en tu candidatura, ahora ya duérmete,
….
..
.
(Charros).

viernes, 1 de junio de 2012

La loca carrera


Alicia pensó que todo esto era muy absurdo, pero los demás parecían tomarlo tan en serio que no se atrevió a reír, y, como tampoco se le ocurría nada que decir, se limitó a hacer una reverencia, y a coger el dedal, con el aire más solemne que pudo.


Tengo el seño fruncido, el gesto duro. No soy de esas personas que sonríen fácil cuando algo les sabe a pasto apestoso. Si me sabe a pasto apestoso, pongo cara de pasto apestoso. Seguramente llevo un buen rato así y no me había dado cuenta. He estado jugando al simio oficinista. Ya saben como es ese juego, es como La loca carrera que organizan los animales después de nadar en el diluvio de lagrimas de Alicia.


“(…) voy a contaros cómo la organizó el Dodo: primero trazó una pista para la carrera, más o menos en círculo ('la forma exacta no tiene importancia', dijo), y después todo el grupo se fue colocando aquí y allá a lo largo de la pista. No hubo el 'a la una, a las dos, a las tres, ya', sino que todos empezaron a correr cuando quisieron, y cada uno paró cuando quiso, de modo que no era fácil saber cuándo terminaba la carrera. Sin embargo, cuando llevaban corriendo más o menos media hora, y volvían a estar ya secos, el Dodo gritó súbitamente: '¡La carrera ha terminado!".


Bien, pues así es el juego del simio oficinista pero aquí no corremos para secarnos. La verdad, es que de pronto parece como si a todos hubiera dejado de interesarnos el resultado final del trabajo en equipo: el libro. Al chile. Todos quieren llegar a distintos puntos (llámense, ego, superación profesional, productividad, ascensos, la quincena, la papa, proceso creativo, curriculum, años para la jubilación, pago de deudas, adicción al trabajo, demostrar que se es el mejor en algo, no importa qué, whatever) y la regla es correr, correr mucho en la persecución de metas individuales, correr y correr y chocar, golpearse, competir y estorbarse los unos a los otros. 

En La loca carrera el noble Dodo propone que todos han ganado y todos merecen un premio. En el juego del simio oficinista, se corre y se corre solo para quedar muy agotados, enfermos, exhaustos. Y al final, ¿el premio está en el delantal de Alicia? ¿Son caramelos y un dedal?. Ya se está en la competición y se juega. Vamos parando, haciendo un alto. Sigan corriendo, yo ya me cansé. Respiro.

oooooooooooooooooooooom

jueves, 24 de mayo de 2012

Mi abuela





Mi abuela es muy fuerte, nunca la he visto llorar. Esa es su debilidad.

jueves, 29 de marzo de 2012

Cuento para dormir


 
Temí que su nostalgia fuera mucha y le dije que yo no sabía mucho de papás porque yo no había tenido uno pero que sí estaba segura de que su papá la quería mucho pero que se pierde de estar con ella todo el tiempo que quisiéramos quizás porque los papás y las mamás somos diferentes. Las mamás somos pegajossas y los papas desapegados, así le dije. En la naturaleza los críos, fíjate,  se quedan casi siempre con las hembras y los machos siguen otro camino, así es con los gatos con los conejos, con los zorros, con los tigres…nos seguimos largo rato hablando de los documentales y otros programas de corte naturalista que hemos visto y todo para concluir con la película de Bambi y esa escena donde mamá venado y el pequeño príncipe venado ven al macho alfa de los venados en la cima del bosque. Distante pero cercano, ausente pero presente. Al fin la Guerrera concilia el sueño, piensa en ese papá venado, en los gatos y los tigres que son entrenados para la vida por las madres, quien sabe, pero ya sin lagrimas puedo  irme a dormir también. No me resulta sencilla esta labor.  Me incomoda la sospecha de que voy siempre muy esmerada limpiando el camino para que a él le resulte mas sencillo andarlo con ella y siempre me digo que no es por él, sino por ella. Algunas veces, casi siempre, me detengo para observarla y saber si lo estoy haciendo bien o me equivoco y debería modificar mi modo de ser su mamá, y seguramente eso es algo que no sabré sino hasta que llegue al fin del recorrido.

martes, 13 de marzo de 2012

Irascible


En un consultorio…

-Bienvenida
-Gracias, doctora
-Hagamos su historial
-Ya, empecemos con las indiscreciones
-¿Sobrepeso?
-Ya lo ve. Por eso estoy aquí.
-¿Nerviosa?
-Le ahorro preguntas, soy depresiva y estoy en tratamiento
-Ya veo, ¿ansiosa?
-Sí, a veces, cuando me hacen muchas preguntas.
-¿Irritable?
-No, no, todo está bajo control, le digo que estoy en tratamiento.
-Ok, ¿qué es lo que toma?
-X y Y.

En efecto, nos ahorramos varias preguntas, la médico homeópata brinca varios renglones y escribe: X y Y, pero enseguida vira sobre el cuestionario y anota: “irascible”

-¡Oiga!, le dije que no, ¡irascible no!
-Ya veo, ¿antecedentes diabéticos?...

Mi curious case a la Benjamin Button



Se que ahora lo digo y nadie me lo cree. Lo se porque hasta para mi va siendo costumbre dificil de creer, pero hasta hace poco yo no era esta que soy, soy muchas ahora, pero estoy hablando de la achacosa. 

A veces creo que desde el día en que comencé a buscar desesperadamente el bienestar comencé a coleccionar malestares. Eso tiene aburridas a mis pocas amistades pero ellas lo han tolerado estoicamente, al menos las que pudo contar con los dedos de las manos; mi familia me quiere y se preocupa, desespera, o me sigue la corriente, o me busca remedios, me zurce, me contiene y yo me harto de mi, me entretengo, tengo una causa, una muy inútil y en qué gastar mucho dinero pero no tengo opción porque odio sentirme mal, y esa es la prueba fehaciente de que no siempre fue así. 

Pero supongo que no vale la pena anhelar ese pasado en que nada me dolía en que me anotaba a carreras de cinco kilómetros, me desvelaba sin consecuencias y jamás ingería un medicamento. Hoy soy esta que tiene treinta y se enferma como una viejecita de ochenta, así onda Benjamin Button.

De verdad, no lo disfruto, quisiera no ir por la vida explicando porqué tomo esto o aquello, cómo me duele aquí y allá y cómo son los síntomas exactos de algo que quizá le dará a los demás en algún momento de la vida pero que a mí ya me dio. 

Hay un lado positivo, como siempre y es que de todo me he curado, hoy es una cosa y mañana otra solo colecciono, como dije antes, los malestares, como para ser la persona que más se enferma y que más se sana pero así es más el tiempo que paso enferma que el que paso sana y la cosa es que ya no quiero jugar a eso, no me quiero acostumbrar y si lo escribo es nomás porque soy creyente de que cuando uno escribe las cosas que va pensando es como hacerse un exorcismo y algo sucede y el orden de las cosas en la historia se altera de algún modo. ¡Ya no juego!

miércoles, 15 de febrero de 2012

el camino...

 
La vida no concede caprichos tienes un pie sobre la hoja de papel de china, hace falta tan solo subir el otro pie, el ego está lastimado tiene derecho, es necesario pero el ego no es el espíritu, no es el espíritu el que está lastimado, decide trascender el ego, colocarlo en su justa dimensión, los hijos al final agradecemos pero los padres no debemos esperar aplausos, tienes nuevas glorias cada día al despertar, sí, duele pero no vinimos a sufrir, si causa lagrimas, no es el camino, si ocurrió una vez no existe más, está en el pasado, es un fantasma, estorba, bienvenida al movimiento, bienvenida al camino en el que solo te encontrarás a ti y de lo demás habrás de desprenderte. La acompañarás pero no podrás evitar que ande por el camino que elija ella misma...

martes, 10 de enero de 2012

Drogadicta no, solo responsable



Hace más de un mes que no me acerco al par de muletas. Tal vez porque me sentí mucho mejor y descubrí que ya podía andar sola o tal vez me permití la desidia de no comprar el medicamento. La cosa es que, no es sencillo ser honesta con un loquero y decirle que no me ha dado la real gana llamar a la farmacia.  Así, yo no se lo reporto, él no lo sabe y si él no lo sabe, no puede decirme si debo retomarlo o no, o comenzar con otro tratamiento o darme de alta. Este es un circulo vicioso bastante absurdo así porque no obtengo ninguna ventaja de él.

¿Qué me hizo abandonar ese letargo? Justamente que al cerrar el año, algunos familiares se enteraron de mi tratamiento. Esto incrementó los ataques prejuiciosos. La verdad es que se los dije porque creo que  ninguna persona deprimida debería pasar ese transe sola. Ahora que estoy bien pude hablarlo aunque espero que su intervención en una recaída no sea necesaria jamás, para empezar porque no me gustaría tenerla y luego porque antes de llamar al doc, me llevarían a una limpia, me recetarían pócimas mágicas o algo así. 

Aun creo que detrás de sus comentarios hay bastante ignorancia y bueno, se les permite hablar pero, no les escucho y ya ni siquiera respondo. Sé que no soy una drogadicta, solo tuve un resfriado y debí medicarme, tuve parálisis facial y debí medicarme, tuve depresión y debí medicarme. Puede no gustar, la ciencia puede estar equivocada y quizá seria ideal vivir al natural, cien por ciento saludables debido a una suficiente salud emocional, sin necesitar nunca de la medicina, pero mientras eso se decide, todos merecemos bienestar.  

Ciertamente, atender la depresión que me tenía como hundida en una pequeña grieta, me ha fortalecido, más por lo enfrentado en el proceso, que debido a los medicamentos por sí solos, o el acompañamiento de Ulises nadamás. Estaría perdida si sintiera dependencia hacia alguno de los dos.

Así las cosas, agendé una cita para hoy con Ulises y mañana con Pp Díaz. Ahora son visitas de rutina y seguro que me ayudan, pero ya puedo estar segura de que no los necesito, no me son indispensables, he soltado las muletas, puedo andar por mí misma y esto es algo que no volveré a olvidar. Sí con el mundo, pero antes: CON MIGO. 

¡Feliz camino, Isa!

Dar


Las cosas fueron hechas para ser usadas, los seres humanos para ser amados, y nunca alrevés.

Victor Baltazar. Psicoterapeuta

Con el pretexto de ser día de reyes, el área de Recursos Humanos preparó una actividad que agradezco profundamente. Alguna vez, nuestro profe, Pablo Mijares nos dijo que al dar, en realidad se recibe.
No salvas al mendigo al arle una moneda, pero sí te salvas a ti mismo. Muchos necesitamos ser salvados. Salvados, no en los términos de ninguna religión, sino, salvados de nuestro egoísmo, salvados de nuestra miseria, salvados de nuestras pocas ganas de creer, de avanzar, de amar.

En la casa hogar Santa Inés, viven cerca de 50 niñas de entre 1 y 15 años, en situación desprotegida. Cuando se lo conté a Fatima para que compartiera el entusiasmo de ir a surtir la cartita que me fue encomendada, ella resumió el asunto en lo siguiente:

¿Desprotegida?, ¿qué es eso?(...) ¿osea que si tienen frío nadie las abraza? ¿y si se enferman nadie las apapacha?

Quizá sea más terrible que eso, no conozco la historia de ninguna de estas niñas y sé que todos los preciosos objetos que los empleados de la editorial aportaron como regalos de día de reyes no repararán las heridas de esas infancias, pero sí vivo convencida de que una palabra, un gesto, una situación y hasta el aleteo de una mariposa percibidos en la niñez, pueden dar un giro a una vida entera.

Al final de la entrega de regalos, una de las niñas nos agradeció en nombre de todas sus compañeras, ojala supieran que somos nosotros quienes debemos estarles agradecidos por la oportunidad de dar un poco, de sentir que existen muchas realidades y no solo la negra que nos empeñamos en ver cada día.  Fue una oportunidad de ser un poco más humanos.

Luz María Barr tiene 9 años, la miré tan parecida a Fatima que no pude evitar pensar en el asunto de las vidas paralelas. Gritó de emoción cuando sacó los cuentos y los lápices de colores pero francamente creo que lo mejor de todo fue el vestido, ese que Fatima jamás iba a usar porque en cada ocasión especial, ha de estrenar uno nuevo.

Luz quiere ser maestra, ojala que se aferre a ese sueño con todas sus fuerzas, las del abrazo que me dio al despedirnos. 

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