jueves, 24 de febrero de 2011

Sistema familiar



Algunas personas son verdes y les gusta que todo sea verde y desearían que aquello que no es verde lo fuera. Es una lástima que las personas verdes no toleren otros colores, ¡habría tantas combinaciones!

¡Qué rayos!, nadie me coronó en el certamen Mis Complacencias y me encanta ser azul y tal vez mañana decida que quiero ser morado y ¿qué más les da?

Quizá es un poco más complejo que eso. Si fuera una experta en constelaciones familiares, en terapia sistémica, tal vez entendería mejor esto que pasa, pero no lo soy, ni siquiera soy experta en mi propia familia.

De pronto viro un poco el rumbo y es como haber traicionado los códigos más antiguos, secretos pactos. Soy una paria en la tierra donde crecí sintiendome protegida. He sido desterrada y al mismo tiempo condenada a replicar hechos ocurridos a otras que estuvieron antes de mi.

Son estas cosas las que no me han dejado dormir bien las últimas semanas. Todas mis emociones andan como peces flotando en mis sueños, de pronto se arremolinan, de pronto me despiertan con un sobresalto y estoy irritable o triste o ansiosa a las dos o tres de la mañana.

Es como si de pronto se me negara el derecho a pertenecer, como si se hubiese roto el lazo de lealtad que me unía a mi familia. Esa familia de la que sólo se me ha permitido ver una línea, la de mujeres, mujeres solas, andróginas y fuertes solo en la dependencia, leales todas al sufrimiento las otras.

Es posible que nada sea casual sino causal, yo misma no estoy dispuesta a cargar con lo que no me corresponde, no deseo ser un miembro más, enredado en ese destino familiar y esto ha sido visto como una traición.

Y sin embargo, aún creo que más allá de estas letras, más allá del espacio físico en el que no han cabido la comprensión y la tolerancia, mis seres amados saben que los amo y me aman, y seguimos siendo un sistema que se sostiene con un fuerte lazo de amor que no amarra, que no daña, que permite volar y regresar siempre al nido.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Soñé...


Estoy en medio de esa calle, pero no es como ahora es sino como la recuerdo, como cuando era niña, de tepetate y piedras. Es una calle empinada. Estoy trabajando afanosa en algo pero parada en un solo punto de la calle. Me parece que llovió, mis pies están desnudos y hay lodo. Ahora atardece, miro y viene lo que de alguna forma se que ya esperaba: agua, feroz, abundante, cargada de yerbajos y lodo pero sobre todo agua. Es agua fría que tiene la fuerza cobrada en la cuesta de la calle e intenta arrastrarme, me paro firme, mirando hacia esa dirección de donde viene, la siento mojar mi ropa, azotar mis pies, mis tobillos y cubrirme hasta las rodillas, no consigue moverme y cobra mayor fuerza, ahora la calle es un río y la corriente me levanta pero no me derriba, permanezco erguida, esperando la furia del agua, no me siento aterrada pero me perturba perder el equilibrio. Perder el equilibrio. Desperté.

Chingados famosos

Me enviaron esta lista de los diez chingados más famosos de la historia, el último me conmovió hasta el tuétano.

1. - ¿Cuándo chingados va a parar esta lluvia?
(Noé, año 4314 AC)

2. - ¿Cómo chingados se te ocurrió eso?
(Su mamá a Pitágoras, año 126 AC )

3. - ¡Chingados, Qué calor!
(Juana de Arco, año 1431)

4. - ¿Cuándo chingados vamos a llegar?
(Cristóbal Colón, año 1492)

5. - ¿Cómo chingados quieren que pinte el techo?
(Miguel Ángel, año 1566)

6. - ¿Qué chingados tomaste Julieta?
(Romeo, año 1595)

7. - ¿De dónde chingados salieron todos estos indios?
(General Custer, año 1877)

8. - ¿Por dónde chingados entra tanta agua?
(Capt. Smith , TITANIC, año 1912)
9. - ¿Cómo chingados no van a entender esto?
(Einstein, año 1938)

10. -Y ahora... ¿Por quién chingados votamos ?
(millones de mexicanos, julio 2012)

AY PAUL PORQUÉ TE NOS FUISTE?!!

miércoles, 16 de febrero de 2011

¡Un OMNI (Objeto Masculino No Identificado)!


Verán, trabajo en una empresa donde el 90% de los hombres son materia indispuesta. Me sustento para decir esto en que en el perimetro de 50 metros cuadrados donde está mi escritorio, hay 10 hombres y de ellos cuatro son gays, uno es joven pero casado, cuatro rebasan los 50 años y sólo 1 oscila entre los 29 y 35 años de edad, es lo que podría decirse materia dispuesta falta ver si se dispone.

¿Esto es equidad de género? ¿En qué momento se dijo que los pliegos petitorios de liberación sexual femenina incluían oficinas plagadas de estrógenos?

viernes, 11 de febrero de 2011

Cazar mariposas


Este domingo  Grillo Zen me dijo algo que por mucho tiempo había parecido un lugar común, pero como digo, las palabras adecuadas, en el momento adecuado, dirigidas a la situación adecuada, cobran sentido de manera tan clara que es como si se nos revelara en el momento de escucharlas, la verdad más grande del universo, bueno... de seguro exagero, el punto es que las resistencias que había venido encontrando últimamente dejaron de pesar tanto después de escuchar lo siguiente:

"cuando comienzas a crecer, cuando ingresas al movimiento (en el sentido en el que lo hemos hablado antes) suceden cosas que en apariencia te harán retroceder, pero si abres los ojos, las ves y las agradeces, las podrás aprovechar para tu proceso de desarrollo y luego, nada, sigues fluyendo, es necesario que aprendas a dejar que las cosas pasen como las nubes en el cielo…"

He pensado en llevar una grabadora oculta a las sesiones con Ulises. Resulta que mientras habla sus palabras salen volando por los aires, llenando un espacio auditivo en el consultorio, como mariposillas que mientras tanto, yo intento atrapar pero sólo atino a quedarme con algunas, cuáles, eso depende de mi momento, las demás permanecen flotando mientras las agujas y yo hacemos nuestro trabajo, algunas aprovecharán ese momento para posarse en mis oídos; me susurrarán después, en el momento adecuado durante la semana y creo que otras se me escapan para siempre irremediablemente. Creo que si llevo mi grabadora podré colgarme los audífonos en el metro, la combi, el baño, la cocina y no perderme ni una mariposilla. Bueno quizá no sea ético llevarla oculta, le voy a preguntar al Grillo Zen qué le parece mi idea.

Fórmula para ser feliz!!



















Hay que tener aspiraciones elevadas, expectativas moderadas y necesidades pequeñas.

H. Stein

Sí, una vez el coctel mala quimica cerebral-fregaderas acumuladas me jugaron una mala pasada y tuve dificultades para notar que no tenía motivos para no ser feliz, pero recientemente esta formula me funciona...funciona!!

miércoles, 9 de febrero de 2011

Ciao Eugenio


Mil gracias Eugenio pero no puedo, no voy a poder, te digo que no. Tengo mucho trabajo sabes, no ya no estoy en La Crónica, dejé de sentirme Sandy Bell. Salgo tarde y debo llegar temprano a la casa, ya sabes, Fátima y trabajo re lejos, no, definitivamente no podré estar en la lectura de tu testamento pero te agradezco mucho, en serio, siempre supe que me ibas a heredar ese saco estampado con figuras de colores, el que usaste la noche que platicamos, cuando me invitaste esa copa de tinto chileno. Yo no debí, sabes, yo era la reportera, yo sólo debía entrevistarte pero tú tenías sed y convidabas como si de agua se tratara, que demonios. Ya, ya se que te fuiste. Que se queda tu legado, pos si pero ¿qué más da? ¿qué es tu legado sin ti?, con un legado no se improvisa como tú improvisabas, como tú jazzeabas. Es que a ti ya te valía madres tocar eso es lo que pasaba, te subías a gozar, a divertirte, ¡a jazzear!  Por estos días se van a escribir cosas memorables acerca de ti así que no te hago justicia si pongo acá esta nota, pero fue una nostalgia nomás. Intentaba aprender el oficio del periodista o más modestamente, el de reportera. No importa si aprendí. Disfruté cruzar copas contigo y ponerme tu saco y estrechar manos y convertirme en tu fan.

El jazz te va a a echar de menos. Gracias por el saco.

“Me gusta que el festival le haya dado apertura al jazz y creo que sí es importante darle continuidad porque hay mucha calidad en él”, dice a Crónica el jazzista mexicano Eugenio Toussaint.

Esto a propósito de su participación en Puebla Instrumenta Verano, con un taller que busca introducir a los jóvenes a las técnicas y “al arte de la improvisación” en la UDLA y mediante el concierto Nothing Personal, que se llevó a cabo ayer en la tarde en el patio de la Casa de la Cultura de la ciudad de Puebla.

“Con su permiso, me voy a servir un pegue”, dice y nos invita a sentarnos. La copa de vino tinto está servida y Eugenio Toussaint luce bien, ataviado con su saco negro y estampados de colores.

El músico ha incursionado en el rock, el jazz contemporáneo, el heavy hasta lograr ser uno de los artistas con un repertorio original e innovador. “Sigo buscando mi identidad, por eso improviso todo el tiempo”. Su carrera es una aleación de trabajo duro e improvisación.

Eugenio toma un respiro, también un trago de vino y como siempre, sonríe. Está convencido de que en México a los jóvenes les falta comprometerse con una identidad.

“Afortunadamente a mí me tocó vivir una época, los sesenta y los setenta, en la que se vivía con ideales con una línea que distinguía la generación de otras. Hoy no, hoy existe un eclecticismo mal entendido y una rebeldía negativa que no los deja crear”.

No obstante, tiene esperanzas: “pero eso tiene que cambiar —exclamó—, yo les recomiendo que sean honestos consigo mismos y que no se la crean cuando empiecen a alcanzar logros”

Jazzista por vocación y músico por convicción, Eugenio siempre ha aclarado que es un autodidacta, pero esta vez confiesa que “aunque nunca fui a ninguna escuela de música o a un conservatorio, tuve la fortuna de encontrar en el camino a excelentes músicos como Pérez Herrera, de quien aprendí todo lo que sé de arreglos y después conocí a Albert Harris, que posiblemente haya sido el maestro más formal que tuve”.

Aunque su padre no quería que fuera músico, ese mundo era su destino. “Ahora comprendo a mi padre por que lo soy y mi hijo quiere ser músico y lo cierto es que me da pánico que lo haga porque conozco el ambiente”. Además, su abuelo amaba el jazz. Especialmente le fascinaba escuchar a Dave Brubeek y yo aprendí a hacerlo también”. A la preciada colección de discos de jazz del abuelo siguió una repentina incursión en el mundo del rock.

Por aquellos años sonaban Blas Sabath y Jimy Hendrix. Así que Eugenio comenzó a participar con grupos de rock en pequeñas presentaciones, lo que lo lanzó de lleno a ese mundo.

Sobre sus proyectos, cuenta que tiene nueve en el Sistema Nacional de Creadores que abarcarán tres años y que incluyen piezas clásicas, estudios Bop, un concierto de flauta, un concierto para orquesta y una pieza para la Orquesta Clásica de Bellas Artes que dirigirá Jesús Medina.

También tiene ganas de “hacer cosas multimedia, con conciertos de orquestas y de grupos de jazz en vivo porque realmente creo que ese es el futuro de la música. Es posible que así la gente que no acostumbra a asistir a los conciertos en un recinto se acerque a estos géneros”, concluyó.

viernes, 4 de febrero de 2011

Presencias difuminadas



Hay presencias que llegan a ser demasiado intensas, algunas se plantan en tu soledad tan súbitamente que no sabes de qué manera sucedió o no te atreves a admitir que todo se trató de un alevoso descuido. Algunas logran incluso reconfortarte y acompañar a tu soledad como ni el mejor amante logró hacerlo. Parece mentira cuando miras y notas que tras haber sido como estrellas ardiendo, comienzan a difuminarse. Como una estrella quemándose a millones de años luz, no menos ardiente que mi deseo de alcanzarla. Talvez aún me encuentro tan deslumbrada que no distingo si está desapareciendo o, por el contrario, anticipando mayor intensidad. Y yo, podría permanecer así por mucho más tiempo, contemplando, sintiéndome acompañada sin ser abrazada, sin un beso, sin una voz, sin una piel, sin una humedad, sólo sintiendo. Pero no es posible que me permita congelarme mientras el mundo sigue girando. Duele. No como cuando una sacudida, un estruendo, una tormenta viene a derrumbar tus muros, a arrasar con las esperanzas cosechadas a arrancar de raíz y dolorosamente un afecto, una expectativa. No, esto es más parecido a la angustia. Asusta notar que se desvanece y no puedo detenerlo, me provoca un terror mudo imprecisar cuánto tiempo, cuánta distancia, cuánto es lo que no pierdo porque no lo tuve nunca entre las manos. Aniquila acariciar sin sentir, extrañar lo que no se ha tenido. Me encuentro invadida ahora por la pena, nostalgia por una de esas presencias difuminadas. Quizá las estrellas que arden en el cosmos comienzan a extinguirse desde el primer instante en que irradian luz y calor.

...Adoro tus encantos pero me voy de aquí
El abismo es un lujo que no me puedo permitir
Se que echaré de menos cada milímetro de ti
Tu yo nos entendemos y siempre será así…

…Ya suelto las amarras
Y lista para zarpar
Me voy en mi barquito
De la inmensa soledad...

...tú, precisamente tú
con tus modos indolentes
me escribiste tu nombre en la frente
y volviste a desaparecer...
...te gusta echar de menos pero no sabes querer
te empeñas en atarme y luego echas a correr
si el mounstruo te da miedo 
¿porqué le das de comer?...


martes, 1 de febrero de 2011

Provecho...


Acá donde laburo, tienen costumbres muy exóticas. Cuando van a dar las dos de la tarde,  la hora de comer, todos comienzan a exclamar: “¡provecho!”, y aunque los demás estén aún en sus escritorios y sin probar bocado alguno, responden igualito con sobrado entusiasmo y distintas y melodiosas tonalidades: “provecho (…) provecho (…) provecho (…) provecho”. Entonces es como si hubiera sonado una campanilla y todos comienzan a levantarse, se disponen a salir a tomar sus alimentos en cual fonda o restaurante según sea el caso. Dejaremos de escuchar el la cortesía  hasta que la oficina haya quedado desierta, quizá con alguna hoja de papel cayendo al piso con ganas de gritar también: “!provecho¡”. Al regresar, en un intervalo de tres a cuatro de la tarde, según sea el nivel de confianza o cinismo, volveremos a escuchar la letanía: “provecho (…) provecho (…) provecho (…) provecho”. Al principio me resistía porque no tiene sentido decir provecho cuando no hay comensales y menos repetirlo ochenta veces, pero no importa la educación que mamé, ni lo que dicten los manuales de urbanidad y buenas maneras, aquí la tradición es ésa y el que no la siga es muy mal visto. Es común escuchar comentarios como: “provecho, coman o no coman” o “en el comedor del otro edificio les dije provecho y ninguno contestó, ¡qué mal educados!” Un día después de comer, varias fuimos al sanitario y una señorita que se disponía a abandonar el recinto antes que nosotras exclamó mientras cerraba la puertecilla del inodoro: “¡provecho chicas!” ¿Lo más sorprendente? Que todas contestaron con ritual elegancia. ¡Wac! 

...bueno algo así si me motivaría...¡provechooooo!


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