viernes, 28 de mayo de 2010

Un puente estúpendo


Entonces vi que eran como 57 escalones arriba, 12 más en una intersección y 57 más para bajar. Nadie es mejor que yo para calcular el número de escaleras. ¡En serio! Lo he dicho hasta el cansancio y no se porque yo misma no dejo de sorprenderme aunque es algo tan simplón, pero un día conté que para llegar a la oficina donde actualmente correteo la chuleta, debo subir 150 escalones (los del suburbano, los del metro, los del edificio…) Y desde entonces los cuento todos los días religiosamente, en una de esas la cuota disminuye. Pero eso da igual.

Lo que iba a contarte es que ese sábado nos dirigíamos a nuestras clases de inglés. Yo me siento como un bicho raro compartiendo el aula con un puñado de pubertos ¿será que ya no estoy en edad de meterme a clases de ingles? Da igual, me divierto y me olvido de todo ahí. Pero tú, pues tú igual te sentiste bicho raro y me dijiste que no querías estar en el salón de los adolescentes. Así que te mudaste al salón de chiquitos. Y así, llegamos a la uni los sábados. Cada quien a su salón luego de un besito en tu frente y un “chau mami, te veo en el recreo”. Y allá vas muy tú con mochila grande, jeans chiquitos y los libros del idioma.

Pero antes, ese inmenso puente con barrotes azules se interpone entre nosotras y la escuela y es eso o hay que cruzar peligrosamente por abajo y te llevo de la manita así que no le arriesgo, pero pienso “¡dios mío que martirio, a quién se le ocurre hacer un puente taaaan largo, taaaan altocon intersección y todo, malditos escalones, (&%/&%$grrr·”

-¡Este puente es estupendo, ¿verdad mamá?! Es muy grande, caben muchas personas y taaan alto, ¡mira desde aquí se ven las montañas!


...volveremos a subirlo el sábado.

miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Para qué tanto queso?


-Mamá, ¿para qué crees que el ratón quiera los dientes de los niños?

-Bueno pues…, este…no se, nadie lo sabe…acuérdate que nadie ha visto al ratón de los dientes, pero yo creo que es para derretirlos y hacer leche y luego fabrican el mejor queso del mundo- le digo.

Y claro, esto es como explicar la existencia de los reyes magos o el ángel de la guarda, les dice uno esas cosas tan fantásticas y luego de responder se pone cara de seriedad y de sorpresa también.
Pero no la convencí. A Fátima no la convenzo tan fácil con cuestiones tan complicadas.

-Jajaja ¡no mamá! ¡Para qué van a querer tanto queso?!
- ¿Y entonces?
-Seguro que se los ponen donde no tienen dientes ellos, ¿nunca te has fijado que solo tienen los dos dientes grandotes de adelante?
-Haaaaa pus si.

martes, 25 de mayo de 2010

Cuento para dormir a mamá


Hoy se le cayó otro diente y me cuenta que la ventana de su risa se hace grande. “¿Crees que hay sólo un ratón, mamá o viene uno para cada niño?” Su tía le enseñó a deshebrar carne para preparar la cochinita pibli. Es un buen comienzo a ser buena cocinera. Bailó y convirtió a Spencer en dinosaurio. Jugó a que surfeaba y se raspó el brazo. Lloró y luego, sacó dinero del bote de los deseos para comprar dos curitas, dice que dos porque así la próxima vez llorara menos. Se lo pondrá y ya. Marcelo y ella acordaron mantener el secreto y no dirán que se encontraron en la plaza. Jajaja, se gustan digo yo. Hizo la tarea sin ayuda!! y trajo tres sellos de incompleto y platica en clase pero tuvo una notita buena. Su mejor amiga, le contó un secreto que me contó solo a mi pero no lo pondré (¡es ultrasecreto!). Yo sólo fui a trabajar, llegué con deseos enormes de dormir y a obscuras me inventa un cuento. Como me lo contó se los cuento:

Había una vez un granjero feliz que vivía con su esposa feliz y sus dos hijos felices en una granja feliz llena de animales felices. Un día el granjero pensó que necesitaba cambiar algo y decidió que estaría triste un ratito. Los animales también estuvieron tristes ese día y los hijos y la esposa felices igual. No sabían que era lo que les pasaba porque no conocían la tristeza. El granjero volvió a sonreír de repente y les dijo que todos eran dueños de una tristeza chiquita y podían sentirla a veces porque hace falta para tener lagrimas y después volver a ser más felices, muy muy felices.

(Fatima a los 6)

lunes, 24 de mayo de 2010

algía





Me parece como si estuviera de un lado del puente, tú estás en el otro extremo, no se donde inicia, ni donde termina, eso es lo de menos. Lo que quiero decir es que estos días me he sentido lejos de ti porque escucho, leo, pienso e intento sentir contigo y me temo que no me acerco ni un poco, pero que sepas que deseo con el alma que no sueltes mi mano, que permanezcas, que no tengo idea del lugar al que hemos de llegar al final pero que espero verte ahí y abrazarte como se abraza a un árbol: sanadoramente.

Calm down Deep breaths And get yourself dressed instead of running around and pulling on your threads and Breaking yourself up



Todas las palabras parecen perder sentido ante el dolor que me causa mi consabida impotencia. Se desmoronan antes de ser pronunciadas y se dan por vencidas antes de pelear por convencerte, por alentarte. Se que no lo conseguirán. Algo me duele, se atraviesa en la garganta y no logro transformarlo en la palabra correcta, en alguna certeza. Supongo que en estos casos, esas no existen.

If it's a broken part, replace it If it's a broken arm then brace it If it's a broken heart then face it And hold your own Know your name And go your own way Hold your own Know your name And go your own way And everything will be fine...


Una vez, a Sófocles se le ocurrió decir que los hijos son las anclas que atan a la vida a las madres. ¿Quién me creo para contradecir al viejo sabio?, pero no estoy segura de comulgar con esa idea y sin embargo, esta vez pienso que tiene algún sentido.

Me cuentas que te ha sacudido la profunda tristeza de sus seis años. De alguna manera ese hijo tuyo que es pequeño y grandioso te muestra cada día que estás viva y que eres vida y que pudiste cederle tu vientre a otra vida. Y me cuentas que irás en busca de una nueva dirección.

Admiro tu determinación. No olvido que fuiste tú quien me dijo en un momento amargo que se valía llorar, rendirse un rato, no contenerse y después, seguir adelante.

No hay un instructivo para madres con hijos maravillosos, ignoro qué cosas heredaron y cuáles rescataron de esa otra galaxia antes de su partida hacia este mundo y no me gusta pensar que son sólo ellos el aliento que nos da vida.



Are the details in the fabric
Are the things that make you panic
Are your thoughts results of static cling?
Are the things that make you blow
Hell, no reason, go on and scream!
If you're shocked it's just the fault
Of faulty manufacturing.
Everything will be fine
Everything in no time at all
Everything...


Is it Mother Nature's sewing machine?
Are the things that make you blow
Hold your own, know your name
Hell no reason go on and scream
If you're shocked it's just the fault
Go your own way
Of faulty manufacturing
Everything will be fine…


Pero ahí estás, con tu brillante sonrisa, cobrando un cheque, haciendo cuentas: la renta, el coche, la terapeuta; haciendo cuentas: un no nacido, él, tu madre, tus hermanas, tus sueños…no lo ves pero ahí estas, siguiendo esa luz que de tan tremenda te ciega, la luz que te dicta que puedes, que caerse es lo común y levantarse es lo extraordinario, pero que es lo que mejor sabes hacer porque es un acto que has repetido miles de veces.

Are the details in the fabric Are the things that make you panic Are your thoughts results of static cling? Are the things that make you blow Hell, no reason, go on and scream! If you're shocked it's just the fault Of faulty manufacturing.


Ahí estamos, en el telar de nuestro cotidiano; entre trama y urdimbre la tela de nuestra historia se hace fuerte y colorida con esas historias que nos cobijarán un día cuando felizmente no tengamos nada de más valor que ellas.

Of faulty manufacturing Everything will be fine Everything in no time at all

Nadie debería encontrar un ancla para permanecer. Las cosas en las que crees, las que te conmueven, las que te hacen reír, las que te devuelven el llanto, las que reviven el calor de algún lugar en el corazón de nuestras infancias…esas son las que nos mantienen a flote. Me has dicho que estás cansada, te digo que apenas hoy comenzamos a aprender a andar.
Te abrazo.

Everything will be fine
Everything in no time at all
Hearts will hold...

jueves, 13 de mayo de 2010

El pan nuestro de cada día...


Hoy lloré. Con mis 29 años lloré como una niña pequeña frente a mi pequeña niña de seis años. Antes de eso la regañé porque va mal en la escuela. ¿Mal? Eso dice la mis. Supongo que eso quieren decir los muchos sellitos morados con no trabaja, esfuérzate más, platica en clase, incompleto, no sigue instruccines, no comprendió, blablabla...

Se supone que si una mamá regaña por estas cosas debe comportarse implacable y exigir resultados. Pero, ¡carajo! Solo tiene seis años y ¡es excelente en tantas cosas! Y yo me siento tan mal por salir de casa a las 7:30 a.m., luego de haber preparado comida, lunch, uniforme, casa limpia, ropa para las clases de hawaianao, el desayuno del perro…………y llegar a casa a las 10 de la noche ya sin ganas de revisar los cuadernos, sin ganas de jugar, de leerle un cuento, sin ganas de recordar que otra vez no comí con ella ni fuimos a las canchas de basket, que la bicicleta ya le queda chica y aún no la acompaño a aprender a andar en ella, y en fin todas esas cosas que se supone que hacen las mamás.

Espero el fin de semana. No se me ocurre el bar, el galán, la reunión, las amigas, los amigos, el corte de cabello…..se me ocurre sólo que necesito tiempo para ser su mamá, a dónde iremos, de qué hablaremos, quiero saber en qué mujercita se va convirtiendo mientras me alejo para ganar los pesos.

Y llore por eso, porque a veces me parece que no puedo con eso, porque me faltan horas, porque ya eran las 7 y otra vez no desayunaríamos juntas. “Un vaso de leche y fruta, mientras te peino y corramos o no entras a la escuela”, te digo y tú no reprochas eso, pero veo tu carita de angustia, me se tu tristeza por no comprender todo este desorden que soy.

La mis no sabe todo esto, no tiene porqué. Ella dijo: “no estoy para cuidar niños” (menos mamás). No, supongo que su labor se limita a seguir el maldito programa. Es como muchos otros maestros en este país. Y acaso, van un poco más allá y ayudan a nuestros niños a aprender que deben competir ferozmente, que pueden sentirse culpables por sus errores, que deben hacer y aprender cosas que no los hacen mejores personas ni más felices, pero que así debe ser, que diez taches valen más que una palomita y que no importa cuánto talento tengan en muchas otras cosas, es primordial tener letra bonita.

Puede ser que sólo estoy enojada por mis propias incapacidades, con mis propias circunstancias, por ser una mamá que está criándote sola y no puede ir a la junta de firma de boletas porque hay que corretear la chuleta, aunque ésta quede a dos horas de camino diarios.

Aún así te confieso que no me compadezco, que me siento muy chingona porque él no está, fue su elección y me basta con saber que a pesar de ello sigues amándolo profundamente y yo nunca podré ser madre y padre a la vez (ni Dios lo mande), pero cuando te observo ser tan inocentemente sabia, cuando veo que tu respuesta a todo es siempre un sí a la vida se que no lo estoy haciendo mal.

No obstante, ahora puedo ser honesta y decirte que a veces me he quedado sin fuerzas, me he sentido pequeñita, sóla e incapaz para lo que viene cada día: esa aplastante rutina. Hay días en que no quisiera ni levantarme para poner el pie en la calle, el taxi, la combi, el tren, el metro, la avenida, la oficina….y así…; y sin embargo, me niego a decir que eres mi motivo, mi motor en la vida. De ser así estaría invalidando totalmente mi propia fortaleza y al mismo tiempo dejando sobre ti una carga muy pesada que no te corresponde.

No eres tú quien debe cargar conmigo y sin embargo ¡eres tú quien me enseña tanto!
Me viste llorar, no se que habrás pensado, llorabas también, ¿quién no con el manotazo que pegué en el escritorio? Si a mi en la oficina me dieran uno así por un error, seguro no lo aguanto.

Lo siento, tienes que saberlo: a veces tu mamá pierde el radar. No me disculpes, no me comprendas, tan sólo que te quede claro: mis dos cosas preferidas en esta vida han sido mirar el mundo trepada en un eucalipto y en primerísimo lugar, ser tu mamá.

Me voy, ¡estoy lista para tu abrazo!

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