Estoy muy contenta. Él es para mí como un hermano. Soy solo
unos cuantos años mayor que él pero sin duda, su espíritu es mucho más grande
que el mío. Podría decirse que crecimos juntos. Él me tiró los dos primeros
dientes con un atinado rocazo cuando jugábamos en el patio de su casa y en
lugar de llorar me reí mucho. Hicimos juntos las mejores travesuras, subirse a
los arboles como deporte favorito, hacer negocios de niños, esperar juntos a
los reyes magos y muchas ñoñadas más, sí señor. Cosas divertidas, arriesgadas,
chuscas, aburridas. La primera vez que bebí y los primeros conciertos y ver
pelis de terror a media noche y platicar durante horas de cosas que no podría
hablar con nadie más. Una vez, dejamos de hablarnos durante mucho tiempo hasta
que olvidamos el motivo y luego coincidimos en que seguro había sido una
tontería. Muchos años después le agradezco haber tomado de la mano a La
Guerrera cuando su papá se alejó. Jamás seré un sustituto, me dijo, pero voy a
estar con ella y así lo ha hecho. Se lo agradezco mucho y espero que lo sepa.
Cuando nació, salí del kínder y todo lo que quería era
conocerlo. ¡Qué impacto! Fue el primer recién nacido que conocí y me parecía
increíble que pudiera tener vida siendo tan pequeñito. ¡Qué impaciencia sentía
para que abriera los ojos! Todo lo que hacia esa bolita de carne era dormir y
más tarde, cuando ya caminaba se negaba a hablar. De todos modos no quería
perdérmelo nunca. Así, en mi corazón, adopté a este primo mío como un hermano.
Acaba de nacer su hijo y experimento más o menos la misma
sensación que entonces.
Casi no dormimos —me dice—, pero no importa, mientras más lo
veo, más me enamoro de la vida.
Y estoy muy contenta. ¿Qué más necesita una persona para ser
feliz, que estar enamorado de la vida, que sentir que la propia vida cobra un nuevo
sentido y que se es capaz de darla por la de alguien más? Y eso deseo para
él, siempre, que sea feliz porque su corazón es sencillo y no ambiciona sino
eso. Merecía trascender dando vida. Sé que comprende que esto significa una
tremenda tarea. Sé que lo hará muy bien y yo no quiero pérdermelo en esa faceta
ni por un momento, como ha sido desde que lo conozco. Felicidades, hermano.
De pronto te volví a encontrar en la red y me encanto leerte. Abrazo de Karla Bermúdez
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