miércoles, 29 de diciembre de 2010

Hombre celular

¡Ya cómprate uno nuevo!, me dice y no es la primera persona que lo hace, es que tal vez les doy pena ajena, ¡pobres!

Hace un ratote que no adquiero un celular nuevo, me pasa con la telefonía móvil lo mismo que con el sexo masculino.

Voy por la vida, la oficina, los restaurantes, las plazas bonitas y las tiendas nice luciendo sin empacho mi viejo celular unifuncional (sólo sirve para hablar), modelo cacahuatito; sí, eso hago en estos tiempos en que hasta la señora que asea los baños tiene una black berry sólo porque no se me antoja, no me ha sido necesario y tal vez sobre todo porque no he visto algún modelo que me encante. Así que ahora no, gracias les digo a quienes preguntan porqué no cambio de móvil.

Hablando de hombres, lo mismo he dicho en las noches de tendida conversación con íntima amiga, eso declaré frente al terapeuta y dejé el asunto al final de la lista de asuntos por resolver y eso he respondido hasta que se han cansado de preguntarme el resto de los mortales.

La verdad es que, igual que los celulares, aunque sé lo mucho que sirven y lo lindos que se ven cuando llevas uno junto a ti, ninguno me enamora y encuentro más complejo tenerlo que prescindir de él.

Aún así, fiel a estos tiempos consumistas, he tratado de dar con el celular adecuado para mí y en el intento, he acariciado los teclados qwerty de varios, exploré las funciones de otros, traté de entretenerme con las curiosidades que ofrecen unos más y quise fascinarme con el diseño de los más novedosos pero al final, todos sirven para lo que sirven y ninguna de sus gracias me conquista.

¿Pues qué quieres?, ya ¡cómprate el que sea!, uno no muy caro si quieres, agrega la que da el consejo. Lo que ella no me ha captado es que no es cuestión de dineros, sino de que no lo encuentro imprescindible.

Acaricié, bese, escuché, dejé que me escucharan, exploré sus pasados, sus sueños, proyectos que no eran mios, aromas, encuentros, al final estuvieron el tiempo justo que debieron estar, disfruté, disfrutaron y no me hizo ilusión ni desilusión que ninguno se quedara. Tampoco fueron imprescindibles.

Hace tiempo tuve un bonito aparatejo que reproducía música, tomaba fotos y video pero fue igual de infiel que aquél que llenaba perfecto el lado derecho de mi cama y la silla a mi lado en reuniones sociales y familiares. Dicen y dicen bien, que cada quien habla como le va en la feria, no entraré en detalles de mi feria, lo cierto es que tratar de reparar mi celular lindo me salió muy caro y fue inútil y desgastante tratar de reparar la relación con ése que es también el padre de la Guerrera.

Hace un ratote que no tengo pareja, voy por la vida, por los restaurantes, las plazas bonitas y las tiendas nice luciendo sin empacho alguno mi preciada soltería y seguramente primero tendré un nuevo celular que un nuevo compañero porque el primero es como dice Fito Paez de la Orilla del camino: más entretenido y más barato; porque mi cacahuatito ha estado fallando desde la última vez que se me cayó y en cambio mi soltería va cada día más a mi medida y porque precisamente el punto es, que no quiero cualquier celular y tampoco cualquier compañero a mi lado.

1 comentario:

  1. terminarás con un hombre blackberry, perdón, con un teléfono blackeberry...

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