WikiLeaks, Assange, El Mensajero

Encontre muchas cosas conmovedoras, bellas y llenas de verdad en el discurso que Mario Vargas Llosa dictó esta tarde en Estocolmo con motivo del Premio Nobel de Literatura. Una, sin embargo me llevó a pensar que Vargas Llosa y yo quizá estabamos igual de interesados en Julian Assange o al menos en lo que sucede en torno a él.

“Sin las ficciones seríamos menos conscientes de la importancia de la libertad para que la vida sea vivible y del infierno en que se convierte cuando es conculcada por un tirano, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, pregúntense por qué todos los regímenes empeñados en controlar la conducta de los ciudadanos de la cuna a la tumba, la temen tanto que establecen sistemas de censura para reprimirla y vigilan con tanta suspicacia a los escritores independientes."

Julian Assange no es WikiLeaks, de hecho, tras la feroz cacería que culmina con el arresto en Londres, el sitio web dio a conocer que seguirá funcionando. Uno de los servidores desde donde operaba fue atacado por sus detractores pero la página y con ella, todo su contenido se ha clonado 507 veces en la red, lo que hace “imposible” que la información pueda ser censurada, según afirma WikiLeaks.

El editor en jefe del revolucionario Wiki (que formalmente no es una Wiki), ha declarado que de sucederle algo a él o a alguno de sus colaboradores, será desencriptado el archivo que revelará más cables secretos y que fue repartido entre 100 mil personas alrededor del mundo antes del arresto.

Jeff Sparrow, Noam Chomsky y otros intelectuales firmaron una carta dirigida a la jefa del gobierno australiano, Julia Gillard. Piden condenar públicamente los llamados de viloencia contra Assange, ciudadano australiano. Esto pasa cuando en otro punto del mundo, un grupo de ciberpiratas bloquea la web del PostFinance, después de que la entidad cerró la cuenta de Assange para bloquear el financiamiento de la wiki. Además supe que Twiter fue amenazado por hackers de seguir censurando WikiLeaks.

Pasan muchas cosas, muchas. Me parecía el guión de una prometedora película pero, no lo es y no, no creo que Assange sea un ciber-héroe y la información que emite no es el tipo de ficción o literatura de la que habla Vargas Llosa en su discurso, pero la opresión es opresión y creo que si algo le ocurre a Assange habremos de replantearnos qué significado tiene ser ciudadano de tal o cual país si se está finalmente apatriado una vez que se rebasa el limite de libertad que los gobiernos permiten, si ésta representa un peligro para sus intereses.

Leo fragmentos de la carta "No le disparen al mensajero", que Assange publicó antes de ser arrestado. Comienza con una cita de Rupert Murdoch, que en 1958 era propietario y editor de Adelaide’s The News: 

"En la carrera entre el secreto y la verdad, parece  inevitable que la verdad siempre ganará".

El periodismo no es el mismo hoy que en 1958, no después de acompañarse, valerse, nutrirse de las nuevas tecnologías y eso lo saben el británico The Guardian, The New York Times en los EEUU, El País en España y Der Spiegel en Alemania, que publicaron los cables infiltrados por WikiLeaks.

Retomando lo que pude haber aprendido en la escuela de periodismo, creo que sería más correcto decir que el periodismo no se hace de la misma forma que entonces, pero su noble aspiración es la misma: contar la verdad. Sabemos que muchas veces los periodistas han cumplido su labor a costa incluso de su integridad física, de su vida, pero que siempre ha valido la pena.

¿Democracia? Sin verdad, no existe. ¿Libertad? Estados Unidos intenta darnos una lección de cuán limitada puede ser ésta.

"He sido acusado de traición a la patria, a pesar de que soy australiano, y no un ciudadano de los EEUU. Hubo docenas de llamadas de urgencia desde los EEUU que pedían que me arresten por las fuerzas especiales norteamericanas. Sarah Palin dijo que yo debería ser cazado como a Bin Laden, los republicanos quieren que me declaren 'amenaza transnacional', en Canadá un consejero del Primer Ministro pidió en televisión nacional que me asesinen, incluso un bloguero llamó a que secuestren a mi hijo en Australia sólo para que me capturen"