Dice una nota hoy: "Para pedir la liberación de su hijo, una anciana de 80 años se cosió la boca e inició una huelga de hambre en el zócalo de la capital poblana. Su amor de madre orilló a Estela Anzaldua a perforarse la piel que rodea los labios y literalmente coserse la boca como protesta por la que considera una injusticia".
¡¿Yyyyyyy?! ¿a quién va a importarle? pobre anciana, es posible de que ella no esté al tanto de que las personas no sienten ningún interés por lo que le suceda a los otros, tal vez ella y personas como ella hacen este tipo de cosas porque aún guardan un poco de fe en la humanidad en que alguien debe conmoverse y tenderle una mano pero le tengo una noticia: hoy día la gente no se preupa por quienes no son sus seres "queridos", los que no tienen nada que ver con ellos. Seguramente hay alguien que pueda hacer algo para ayudar a esta mujer pero estará pensando en si mismo y en los suyos así que esta anciana se crucificará y su hijo se pudrirá en la cárcel.
Cristo, Ghandi, Teresa, Luther King, creían también, supongo. Pensaban en mejores condiciones espirituales, de salud, de política, de vida para sí mismos sin duda pero creían que el resto de las personas podían y debían si así lo elegían, ser participes de ese bienestar. Se me ocurre que debería haber un contador, algo parecido a un marcador que nos indicara cuantos filantropos hay contra los muchos superegoístas que sumamos poblando la tierra. Sabriamos entonces a ciencia cierta cuan lejos estamos de ser una humanidad feliz y cuan cerca nos encontramos del fin de esta especie...ojala, ojala que terminemos pronto con nosotros mismos porque ya ha dolio bastante. :(
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