lunes, 10 de enero de 2011

La otra mejilla II

Ojala todo pudiera haber sido más sencillo. Para ella, para mí, para él. Contar con él como el padre de mi hija, no pedía más, un apoyo para crecerla, encaminarla, acompañarla y hacerla saber cuánto la queremos, que ella pudiera contar con su cariño incondicional. En ello confié y le abrí las puertas de mi casa a quién una vez me apuñaló por la espalda. Pero las cosas no pudieron ser tan amables. Él puso una condicionante. La mujer que quiera estar conmigo tiene que encajar con mi familia, me dijo hace unos años y yo me di la vuelta, no encajé con esa doble moral, con la vida de muégano, con las malas costumbres financieras, ciertas depravaciones sexuales, la mentira y la traición como hábitos. En estos meses de convivencia se encargó de repetir el mensaje pero ahora para la Guerrera, la colocó en un fuego cruzado del que odiosamente yo soy contraparte. Se empeña en reintegrarla a su familia que si bien es cierto que es también familia de ella, no necesariamente significa que la amen y le hagan bien, muy al contrario, entre ellos hay depredadores de los que una vez huimos para mantenernos seguras. Sólo la quiero a salvo. Ignoro cuál será su juicio a futuro, si habrá reproches o tomará decisiones que derrumben cuanto intento construir para ella hoy, pero aquí y ahora mi prioridad es protegerla, no voy a ponerla en la boca del lobo otra vez. Por otro lado, cada día trabajo por criarla en una pieza, darle esa base que mañana la ayude a vivir libre para elegir y también para ser responsable de las consecuencias, que la mantenga entera y sin temblar cuando deba decir la verdad aunque el mundo grite y de millones de señales de que eso es una tontería, que le permita mirar atrás y saber que en su camino no debió pasar sobre nadie para conseguir nada. Pero, ¿qué se hace cuando se debe criar a un hijo bajo dos líneas opuestas?, está en juego la solidez de sus días, se le van los siete años enfrentando este trago amargo. Yo hice una mala elección, con una maravillosa consecuencia a la que amo con todas mis fuerzas y continuo enfrentando por ella las implicaciones negativas. Pero no seré la única, retomo las armas aunque temo por las pérdidas porque un instinto de supervivencia me impulsa. No deseo hacerles daño porque sea mi voluntad, deseo sólo protegerme y mantenerla a salvo. ¿Eso es justo o mezquino? Me leo y pienso cuán inútiles, pequeñas y ruines son las peleas que peleamos aquí abajo los seres humanos. Podríamos limitarnos a amar y honrar, vivir y agradecer. Tomé la decisión. Ojala pudiera haber sido más sencillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dime qué piensas

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...