• El 47% de las mujeres en Bangladesh ha sido abusada físicamente por su pareja por lo menos una vez en su vida.• Cada minuto en el Reino Unido la Policía recibe una llamada por violencia domestica. El 87% de las victimas son mujeres.• Cada 23 segundos una mujer es violada en Sudáfrica• Cada 15 segundos una mujer es maltratada en América por su pareja(Fuente: INSTRAW)
Hoy es un Día de... Para mí, este día es como todos los días. Pero esta vez lo digo en serio. Cada día lo primero que hago es reconocerme, “ah, aquí estoy”, suspiro, me estiro y me digo, cuando ya abandoné mi onírico mundo. Estoy en mi cuerpo otra vez, pienso, ese que no es como el de ninguna modelo, no es como el de nadie y es como el de todas. Ese cuerpo mío con los senos míos, los muslos míos, los brazos míos, las estrías tan mías, más grasa aquí que allá, tramos de piel suave y aún no explorada por nadie excepto por mí, cicatrices de un alumbramiento y también de un funeral, las huellas de la victoria. Después, con ese cuerpo frente al espejo, reconozco mi ser yo, mi ser mujer, pero más importante, mi ser humano.
Seguro que no somos iguales, distinto es nuestro cuerpo, cerebro, mente, genes, alma, esencia, distintos. No somos iguales pero cada día vuelvo a creer en la posibilidad de que entre ellos y nosotros exista respeto, compasión y amor.
Violencia es cualquier acto físico, sexual o psicológico que afecte a un tercero. Violencia contra las mujeres, tal vez la hay y la ha habido en todos los lugares, en todas las épocas. Hoy es Día Internacional de la no violencia contra la mujer y es así porque en 1960 los cuerpos de tres de las hermanas Mirabal fueron destrozados a palos en la República Dominicana debido a su activismo político. Las hermanas serían recordadas como las Mariposas Inolvidables y como un máximo exponente de la crisis de violencia contra la mujer en América Latina.
En 1981 durante la celebración del Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, el movimiento de mujeres latinoamericanas acordó dedicar la jornada del 25 de noviembre a promover la no violencia contra las mujeres, en memoria de las Hermanas Mirabal.
En este encuentro las mujeres denunciaron la violencia de género a nivel doméstico y la violación y el acoso sexual a nivel de estados incluyendo la tortura y los abusos sufridos por prisioneras políticas.
En este encuentro las mujeres denunciaron la violencia de género a nivel doméstico y la violación y el acoso sexual a nivel de estados incluyendo la tortura y los abusos sufridos por prisioneras políticas.
Estas cosas sucedían cuando yo aún no cumplía el año y la declaración de ese día no cambió que crecí en una familia conformada sólo por mujeres que se las vieron negras en un mundo donde los hombres valen más aunque no estén. ¿Los referentes masculinos? Ahí van.
El bisabuelo materno, Emiliano, resentido con las mujeres porque su madre tuvo que ver con un hombre casado y muy rico, condenándolo así a ser un bastardo reconocido y señalado. En su matrimonio con la morenaza Elena, don Emiliano tuvo siete hijas y un hijo, Fernando, el más chico y el favorito. Él heredó los terrenos, la casa, las vacas, la televisión de bulbos, el mausoleo familiar y el coche rojo (todo sumado tiene al señor oliendo a vaca y sólo pero nadando en billetes). Las siete hijas se buscaron la vida, sin estudios, yendo a vivir con sus madrinas, casándose o trabajando en casas que era algo decente a lo que muchachas como ellas podían aspirar.
Mi abuelo, profesor normalista, rebelde, desertor y luego camionero por convicción; resentido también con su madre por haber fallecido ésta, dejándolo huérfano en muy temprana edad. A punta de machete, don Emiliano lo obligó a casarse con mi abuela cuando se conoció que mi madre venía en camino. Luego viajó mucho por todo el país con su camión y en cada visita hacía una nueva hija. Nacieron mis cuatro tías y ni un varón. Dicen que un día pidió un préstamo, dicen que compró un nuevo camión, que se fue al norte, que tenia una amante, que era la ahijada de su madrastra y que huyeron. Las visitas terminaron y mi abuela jamás lo volvió a ver, de lo contrario yo tendría más tías. Jo!
Mi padre (¿?)
A mi abuela le tocó enterarse de cuando las mujeres en México ganaron el derecho al voto pero para su padre, ella y sus hermanas siempre valieron menos que su hermano porque éste era hombre y ellas unas trenzudas descalzas. Mi madre extrañó terriblemente a su padre y lo sigue buscando en cada hombre que pasa por su corazón, le nací yo sin la mano de un compañero que hubiese acariciado su vientre de nueve meses y alguna vez le negaron el puesto de jefa que se había ganado a fuerza de coraje y perseverancia porque “no es un puesto para mujeres”, en otro empleo negó que tenía una hija para que no la despidieran. Y los parientes llamaban a mis tías “las dejadas” porqué se fue su papá y después porque se habían ido también sus maridos.
Un Día de... no va a cambiar la historia, la discriminación entre géneros es feroz, la inequidad es clara, los feminicidios se incrementan, la violencia doméstica es la dinámica de vida promedio, los hombres parecen no entender, no aceptar la forma en que las mujeres se asumen, hoy otros parecen asustados, asombrados en el mejor de los casos y dispuestos a encontrar también una nueva forma de ser hombres, pero parecen no saber cómo, ¿cómo darle batalla al monstruo del prejuicio, la moralina, la misoginia nutrida por hombres y mujeres por igual?
Yo no me pongo la etiqueta de feminista. No, gracias. Además no me partí la madre junto a tantas mujeres valientes que pelearon batallas grandes para que las demás disfrutásemos de los derechos que a ellas les fueron negados.
A veces me parece que perdimos el rumbo, el porqué, el para qué y que esas luchas y el terreno ganado pesan más que nunca y que lejos de llevarnos al equilibrio entre géneros parecen reventar la balanza.
Creo que es preciso que cada día sea un Día de…, de reconocer que tenemos derechos pero hay que merecerlos, que no somos iguales pero que ni ellos ni nosotras somos menos ni más, Día de entender que las cosas no cambiarán en un Día de, ni desde las instituciones o las ONG, sino desde el seno familiar y el compromiso personal, en el que podemos comenzar a terminar de reproducir los parámetros sexists que aprendimos de quienes estuvieron antes.
Que esa sea la lucha de mi Día de...
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