jueves, 14 de octubre de 2010

De los 33

Casi nunca me da por hacer números pero ahora que mi ardilla encuentra laaaaaargos ratos de sano esparcimiento en la súper carretera de la información, se echó a correr por el carril de mi hemisferio izquierdo. Digo que algunos números me parecieron ociosamente interesantes nomás.

Me llamó la atención que fueron 33 (como la edad de Cristo nuestro señor jeje), los mineros atrapados durante 69 días (el número me suena a no sé qué de kama o sutra). También supe que el rescate costó unos 20 millones de dólares, lo que me hace virar a mi hemisferio derecho y pensar que soy muy que muy afortunada de haber nacido en México. Acá la pura factura de nuestra fiesta de bicentenario salió en 230 millones de dólares y 45 de estos se gastaron en tan solo 8 horas (transas bajo el agua aparte).  Y además pagamos esos 20 millones por El Jefe Diego solito y en más lo valoramos, jeje (bueno sus allegados).  
Hago cuentas (ociosas) y me sale que nos alcanza para unos 10 rescates como el de la mina San José, tendríamos 10 cápsulas Fénix y nos sobrarían unos cuantos millones. Osea que si se derrumba el techo de la oficina y me quedo ahí con mis 33 compañeros del Anexo de la editorial, seguro salimos vivos (si antes no nos matamos unos a otros, claro).
Somos ricos, ricos, ricos muajajajajajajajaja! Bueno, eso ya lo sabíamos, con los sueldazos que le pagamos a nuestros cientos de senadores y diputados basta para comprobarlo pero nunca es malo confirmarlo.

Y ya sólo me queda decir que leí las historias de los 33 chilenos. Por sí solas, son vidas como las de cualquier otro ser humano. Todos son mineros (jo) y la mayoría de ellos ya no quería serlo antes del accidente, casi todos tienen esposa e hijos, sueñan con tener más que con ser, uno es fan del futbol y otro de Elvis Presley, al más viejo le faltan tres dedos, otro tiene una gran colección de rocas en su casa porque es apasionado de la minería, y uno más era casado pero con su detallito y whatever pero la suma de esas vidas y el ingrediente de lo que ocurrió durante más de tres meses bajo tierra hace que este espectáculo global se convierta en una gran historia que contar, y ya sabemos que los cineastas y documentalistas no dejarán pasar esta oportunidad y que hasta el guapísimo Javier Bardem está esperando papel. 
¡Ya quiero verlo!
A todas horas y en todas las notas alusivas, durante estas semanas escuché y leí que si el milagro chileno esto y que si el milagro chileno lo otro y ahora que esos hombres están acá arriba de nuevo, estoy más segura de que no ha sido un milagro, sino el resultado de varios factores bien sumados: buenas decisiones, un presidente, una idiosincrasia, un espíritu nacional, apoyo internacional oportuno, presión mediática.

Lo que inició como un desastre y parecía una mala nota más, de esas que leemos a diario y que se quedan flotando sin desenlace, esta vez sí lo tuvo, y es tan feliz que parece cuento de hadas y eso a muchos no gusta. A mí me recuerda que a veces así sucede. Son héroes los que estuvieron sepultados y no se habla igual de quienes los rescataron, de los familiares que firmes y tenaces exigieron lo justo, lo correcto, ni de quienes tomaron las decisiones adecuadas en las maniobras de rescate.

“No me voy hasta que salga. Si nos vamos, se olvidan”.
Esposa de un minero.

Así, los 33, ahora son hijos predilectos de Copiapó y serán condecorados como Héroes del Bicentenario en el palacio de La Moneda (hasta el infiel Yonni "Tarzán" Barrios); un grupo de mineros griegos les ha ofrecido un viaje a aquella tierra; seguro el que redactó los hechos allá abajo ya está en entrevista con casas editoriales para firmar el mejor contrato y publicar el futuro best seller; parece que a Mario Gómez "El Abuelo" le patrocinarán la luna de miel que no tuvo cuando joven se casó con su amada Lilian, en fin que les llueve fama y fortuna, que afortunadamente pasará. No está mal, después de todo, antes de ser paridos por las entrañas de la tierra, esos hombres dieron muestra de la fortaleza de su espíritu, de que puede existir cooperación en las situaciones más extremas, de que los seres amados permanecieron en sus corazones todo ese tiempo y la cordura en sus azoteas, pese a las condiciones que el seno subterráneo les reservó para esos momentos. 
 
Y Chile, bueno allá también se cuecen habas y hay un lado obscuro para esta historia, ya saben, malas políticas, demandas, burocracia, intereses, pobreza, pero de eso no hablaré ahora porque lo que me deja pensando todo esto es que ese país le mostró al mundo que es posible dejar de lado el individualismo, la negligencia, la ineptitud y nos recordó que las grandes hazañas no están reservadas para el primer mundo.  Y además son 33 vidas, no es poca cosa. ¡Grande Chile!. 
Una bandera chilena destaca sobre un campamento improvisado levantado junto a la mina San José, cerca de Copiapó, Chile, al amanecer del jueves 26 de agosto de 2010. En la mina se encuentran 33 mineros atrapados por un derrumbe ocurrido el 5 de agosto, y que están a la espera ser rescatados por un túnel que demoraría entre 3 y 4 meses en ser construido para llegar hasta ellos a 700 metros de profundidad. (AP Photo/ Natacha Pisarenko)

Por cierto, había un sujeto muy atractivo en el equipo de rescatistas, un día iré a Chile y le conoceré ¡je!

2 comentarios:

  1. interesante. Para agregar más al misterio de los números debo decir que en el anexo somos 33 uuuuhhh. así que si se nos cae el techo seguro que K la taka taka sería nuestra líder. jajajaja

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  2. Como para muchos Pasta de Conchos, no crees??? Qué tristeza la falta de memoria histórica colectiva.

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