Tú ahora no lo sabes pero yo paso muchas horas desenredando pensamientos en torno a ti. En esa fascinación que sientes por los unicornios, los dinosaurios y las cosas que pasan allá, en ese lugar que se llama universo, donde me cuentas que viviste una vez. Niña que se maravilla con insectos, ranas y tortugas. Caracola que juega a brincar sobre olas de sueños. Conejo nocturno que presta atención a las historias que invento.
Paleontóloga, historiadora, empresaria, salvadora de perros, bailarina, cantante, cuidadora de niñas de la calle, científica y lo que te vas inventando todos los días. Todo te lo creo. Cada vez que me dices que piensas tener otro trabajo a parte de los muchos que ya planeaste, te miro y te imagino. ¿Y por qué no?, me digo, sí que puede.
Debes saber que nunca jugué a las muñecas. No me gustaban y ésta es mi explicación para el hecho de no saber muchos peinados lindos. De todos modos, creo que ese cabello largo, rizado y color chocolate es lo que mejor te va y siento alivio cuando pregunto ¿cómo te peino hoy?, y elijes chinitos sueltos.
Esta mañana escogiste peinetas azules, unas mallas negras, la falda rosa y la playera más coqueta; te vi servir un vaso de leche y alcanzar las galletas sin pararte de puntitas.
Mientras yo me arreglaba te observé ensayando sonrisas en el espejo con esa hilerita incompleta de dientes blancos. Se va mi niña un poquito cada mañana cuando me despido de ella para ir a trabajar. Se va de los siete años sin un asomo de nostalgia por ellos. Así, así es como debe ser.
Este ha sido un año particularmente duro para ambas porque me alquilé en una oficina en full time, hemos pasado muchas horas una sin la otra, porque extrañaste muchísimo a tu papá, porque vimos morir al perro blanco y a tu tortuga y porque la escuela nos enseño además de restas con transformación, que a veces el mundo tiene más lugar para las exigencias de los demás y no para las propias.
Y ya pasaron dos meses pero no puedo dejar de mencionar que hicimos realidad tu soñada fiesta con tema de dinosaurios, con volcan en el fondo y nidos con huevos de velociraptora en cada rincón de la fiesta (hechos de papel maché y pintados a mano por la paleontóloga en persona), con un pterodáctilo volando sobre los invitados y muchos dinos de colores en las paredes de la carpa, con el jardín pleno de sol, con amigos queridos, amigos que ni conocíamos pero vinieron de reinos lejanos a celebrar en tu brincolín jurásico, con ese letrero de Jurasic Party que hicimos papá y yo en un reencuentro inesperado, con el pastel verde tal como tú y Brenda lo planearon, con un volcancito y toda clase de lagartos prehistóricos, corriendo por el merengue.
Yo como cada año, juro que no vuelvo a organizar una fiesta y no sé los demás, pero tú sí que la disfrutaste así que ya me veo el año que viene inflando globos y haciendo disparatadas escenografías para tu cumple. Así será siempre, haré muchas cosas locas por ti y para ti. Esa tarde construí un mundo jurásico para que cumplieras siete añitos, ¿qué mundo quieres que construya hoy para que mañana seas mujer?
Yo como cada año, juro que no vuelvo a organizar una fiesta y no sé los demás, pero tú sí que la disfrutaste así que ya me veo el año que viene inflando globos y haciendo disparatadas escenografías para tu cumple. Así será siempre, haré muchas cosas locas por ti y para ti. Esa tarde construí un mundo jurásico para que cumplieras siete añitos, ¿qué mundo quieres que construya hoy para que mañana seas mujer?
Cuánta nostalgia... ahora sí, lagrimita Remi. buaaa buaaa!
ResponderEliminarTengo relatos de una hija que no tuve la fortuna de ver crecer. Tu post me llenó de esperanza de una manera impresionante.
ResponderEliminarGRACIAS.