miércoles, 12 de octubre de 2011
Pausa
Son casi las once. La lluvia, la fila en el súper, un retraso en el metro, o lo que sea, me retrasó otra vez y ella ya está dormida. La beso largamente. Huele, como siempre, a juegos y a galletas dulces. En el jardín, los perros me esperan. Deseaban escuchar el amoroso sonido de las croquetas en los tazones de aluminio y una palmadita en la cabeza. Mañana, me digo, mañana llegaré más temprano. Hace frío.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ese dulce olor a inocencia... y nosotros, aliadas de la noche, del tiempo y sus recuerdos.
ResponderEliminar