viernes, 7 de octubre de 2011
Mañana esa chica volverá a recorrer el pasillo con el mismo propósito: eliminar las rayas negras que dejan en el piso los tacones de las señoritas de esta oficina durante la jornada. Se encorva durante horas tallando con fuerza sobre esas molestas rayas. La miro alejarse sin levantar la mirada. Detras de la mac ya solo alcanzo a ver su cabello obscuro, lacio y sin gracia. Mañana volverá a pasar por aquí con su cepillito y su escoba. O quizá no, quizas no regrese y nadie más lo note. Será otra chica la que recorra el pasillo con la mirada fija en las rayas que desaparecen lentamente, neciamente, solo para volver a aparecer una vez que ella se halla ido.
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