miércoles, 23 de febrero de 2011
Soñé...
Estoy en medio de esa calle, pero no es como ahora es sino como la recuerdo, como cuando era niña, de tepetate y piedras. Es una calle empinada. Estoy trabajando afanosa en algo pero parada en un solo punto de la calle. Me parece que llovió, mis pies están desnudos y hay lodo. Ahora atardece, miro y viene lo que de alguna forma se que ya esperaba: agua, feroz, abundante, cargada de yerbajos y lodo pero sobre todo agua. Es agua fría que tiene la fuerza cobrada en la cuesta de la calle e intenta arrastrarme, me paro firme, mirando hacia esa dirección de donde viene, la siento mojar mi ropa, azotar mis pies, mis tobillos y cubrirme hasta las rodillas, no consigue moverme y cobra mayor fuerza, ahora la calle es un río y la corriente me levanta pero no me derriba, permanezco erguida, esperando la furia del agua, no me siento aterrada pero me perturba perder el equilibrio. Perder el equilibrio. Desperté.
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