jueves, 17 de enero de 2013

La Guerrera crece




-       Mamá, ¿F y yo venimos del mismo lugar?
-       Supongo que sí, todos los niños.
-       No, él y yo venimos de un lugar…
-       ¿Qué lugar?
-       Casi creo que lo estoy olvidando, le voy a preguntar, el todavía se ha de acordar.


Este año aún le escribiste la carta a los Reyes y te negaste a creer que soy yo quien prodiga tantos juguetes en un solo día. Te dijeron que no existen o que pertenecen al mundo de la fantasía y que esta y nuestro mundo se unen solo una vez al año y que blablablá…, pero tú te aferraste a creer en ellos con fervor, esperaste en el sillón para oírlos llegar y quizá sorprenderlos durante su nocturna visita. Accediste a meterte en cama solo cuando el frío fue insoportable pero dejaste rosca en la mesita y bendijiste la lluvia porque habría lodo y huellas que delataran al elefante, el camello y el caballo. No olvidaste agua y ensalada de hierba para tales animales que acompañan el viaje de los magos y “secretamente” les pediste que dejaran una notita en prenda de tu fe. 

A mí no me engañas, se que dudaste pero deseaste creer con tanta fuerza y mi deseo de que aún creyeras fue tan intenso que la magia se hizo y escuchamos ruidos a la media noche, vimos luces extrañas, sentimos que estaban ahí y nos dormimos a la expectativa. “Cállate, me dijiste, te van a oír”.  A las cuatro de la mañana no resististe y brincaste de la cama. Las tres estrellas del cinturón de Orión no eran visibles en el cielo, "¡claro! porque están acá abajo ma'". No había rosca en el plato, la hierba estaba regada, bebieron el agua y unas huellas amorfas poblaban el lodo del jardín dejando rastro hasta la sala. Dentro de las cajas de juguetes aún selladas había cartas de los tres para ti y un recado afectuoso en tu misiva con una tinta y una caligrafía que no eran mías. ¿Cómo era esto posible? "¡Existen, existen!, ¡lo sabía!" ¿Acaso prestaste atención a los regalos? No, estabas ocupada en dar ligeros brinquitos por toda la casa, corriste a decirle a tu abuela y al Padrino.

Esperabas este momento con ansias y lo atesorarás lo se. Sin embargo es ya como asirse a un tronco en medio del torbellino. Te sujetas fuerte porque presientes que él o tú serán arrancados del suelo firme en cualquier instante. Pronto estarás en quinto grado, le gustas a un niño de la escuela, coqueteas ya con los corpiños en la tienda, me has contado con impecable inocencia que tu cuerpo ha comenzado a decirte cosas “súper raras”, si avistaras ya de qué se trata seguro no me contabas. Juegas mucho, juegas con los mayores, tal vez te asomas a sus mundos y juegas con los más pequeños quizá sin querer marcharte de sus universos. Este año, nuestro barco llegó a un nuevo puerto, venimos a vivir solas (tú conmigo, yo contigo) muy cerca de mi trabajo, lejos de la casa rosa. No hay tías todo el tiempo a tu alrededor, no hay abuela pendiente de ti mientras no estoy y a veces ha sido necesario que cuides de ti misma e incluso fueron tus manecitas las que me prepararon un té cuando enfermé. Yo no olvido que hace muy poco te dije que te amaba sin haberte visto jamás, pero de esto se trata: de crecer y ver crecer. Te quiero Guerrera.

1 comentario:

  1. Cómo le hago para no llorar en mitad de la oficina? cómo hago para que de una buena vez sepas lo buena mamá que eres?

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