Me preguntáis como me volví loco. Fue así.
Un día, mucho antes de que nacieran algunos dioses, desperté de un profundo
letargo y descubrí que me habían robado todas mis máscaras -si; las siete
máscaras que yo mismo me había confeccionado, y que llevé en siete vidas
distintas-; corrí sin máscara por las calles atestadas de gente, gritando:
“¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Malditos ladrones!”
Hombres y mujeres se reían de mí, y al
verme, algunas personas, llenas de horror, corrieron a refugiarse en sus casas.
Y cuando llegué a la plaza del mercado, un joven, de pie en la azotea de su
casa, señalándome gritó: “Miren! ¡Es un loco!” Alcé la cabeza para mirarlo, y
por vez primera el sol besó mi desnudo rostro, y mi alma se inflamó de amor al
sol, y ya no quise tener máscaras. Y como si fuera presa de un trance, grité:
“¡Benditos! ¡Benditos sean los ladrones que me robaron mis máscaras!”
Fue así que me enloquecí.
Y en mi locura he hallado libertad y
seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido, pues
quienes nos comprenden esclavizan una parte de nuestro ser.
Pero no dejéis que me enorgullezca
demasiado de mi seguridad; ni siquiera el ladrón encarcelado está a salvo de
otro ladrón.
El loco
Khalil Gibran
"Todos necesitamos de todos"…ok
"Tú te has encargado de aislarte porque no
comes con nadie, no vas a fiestas, no haces esto ni lo otro"…ok
"No eres como quisiera y lo respeto pero
creo que deberías ser"… ok
Algunas veces les creo, les pido perdón por "no ser", pienso que tienen
razón y que estoy muy mal como dicen. Siento que esa presión me aplasta y
pareciera que sólo cediendo ante ella podría integrarme exitosamente con mi entorno.
Luego recuerdo que eso no sería solo una claudicación sino un error, ya que lo
negro seguirá siendo negro aunque toda la humanidad grite: ¡Es blanco!
No estoy de
misantropa, lo que me pasa hoy es que, la neta, la neta me duele cuando la gente
no es leal, me descontrola no saber que hay detrás de sus máscaras pero se que
la gente es así. Somos así. Aveces muy ingratos, falsos.
Cuando experimento desencantos y veo
claramente ese lado miserable de las personas recuerdo que por mucho que me
esfuerce por ser coherente y leal conmigo misma al menos, también
padezco de esa miseria. Me queda entonces un sabor amargoso en la boca. Mas sé también que hay personas a quienes amo y me aman. Son muy pocos, es la verdad,
pero son mis indispensables. A ellos les agradezco y espero lo sepan y espero corresponderles. A los
demás también les agradezco toda su enseñanza pero se que no estarán conmigo
más adelante y también yo habré de dejarlos junto al camino.
Gracias.
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