martes, 13 de marzo de 2012

Mi curious case a la Benjamin Button



Se que ahora lo digo y nadie me lo cree. Lo se porque hasta para mi va siendo costumbre dificil de creer, pero hasta hace poco yo no era esta que soy, soy muchas ahora, pero estoy hablando de la achacosa. 

A veces creo que desde el día en que comencé a buscar desesperadamente el bienestar comencé a coleccionar malestares. Eso tiene aburridas a mis pocas amistades pero ellas lo han tolerado estoicamente, al menos las que pudo contar con los dedos de las manos; mi familia me quiere y se preocupa, desespera, o me sigue la corriente, o me busca remedios, me zurce, me contiene y yo me harto de mi, me entretengo, tengo una causa, una muy inútil y en qué gastar mucho dinero pero no tengo opción porque odio sentirme mal, y esa es la prueba fehaciente de que no siempre fue así. 

Pero supongo que no vale la pena anhelar ese pasado en que nada me dolía en que me anotaba a carreras de cinco kilómetros, me desvelaba sin consecuencias y jamás ingería un medicamento. Hoy soy esta que tiene treinta y se enferma como una viejecita de ochenta, así onda Benjamin Button.

De verdad, no lo disfruto, quisiera no ir por la vida explicando porqué tomo esto o aquello, cómo me duele aquí y allá y cómo son los síntomas exactos de algo que quizá le dará a los demás en algún momento de la vida pero que a mí ya me dio. 

Hay un lado positivo, como siempre y es que de todo me he curado, hoy es una cosa y mañana otra solo colecciono, como dije antes, los malestares, como para ser la persona que más se enferma y que más se sana pero así es más el tiempo que paso enferma que el que paso sana y la cosa es que ya no quiero jugar a eso, no me quiero acostumbrar y si lo escribo es nomás porque soy creyente de que cuando uno escribe las cosas que va pensando es como hacerse un exorcismo y algo sucede y el orden de las cosas en la historia se altera de algún modo. ¡Ya no juego!

1 comentario:

  1. A, que algunas vez todo fue un juego? Se coleccionan las historias y las piedras de los rios, los amores y las risas propias y las de los hijos también y si alguna vez coleccionas dolores que nomás sea para tenerlos en la bonita caja de los jamaces..te quiero Benjamin!

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