martes, 7 de junio de 2011

Yo y Platero y yo

Nos pidieron compartir un pensamiento, anécdota, reflexión de cómo o porqué los libros eran importantes en nuestras vidas. El ejercicio me hizo ver que sí, que los libros son esos "otros" en la vida, son voces, compañeros, hay recuerdos para cada libro o libros para cada recuerdo. 

Compartí lo más remoto que tengo. Acá lo dejo. 


¿Platero y yo? ¡Pero no tiene dibujos y las letras son muy chiquitas, mamá! Así protesté a los seis años cuando ella trataba de inculcarme el hábito de la lectura como se inculca el de cepillarse los dientes. De tanto en tanto mi madre revisaba y hacía preguntas y si yo no había avanzado en la lectura de la vida de ese burrito, Platero, pues castigo y el castigo era leer más. Cuentos, lecturas en los libros de texto de mis tías que por entonces estaban en secundaria, artículos en revistas, notas en el periódico. Así fue como el castigo se prolongó y Platero iba siempre en mi mochila, en mi chamarra esperando a ser leído y fue el burrito en el que llegué a los libros. Cuando me di cuenta ya leía porque sí, porque quería, porque era algo que se hace, que se disfruta, ya no era un castigo. Mi mamá dejó de pedirme que leyera Platero y yo, y yo, lo leí porque quise leerlo.

La de la foto es la portada de la edición incompleta que yo tuve y que aún conservo por ahi, deshojada de tanto no leer o de tanto leer, ya no lo se. Por cierto, aunque lo parece, Platero y yo, no es un libro para niños, pero mi madre no lo sabía y se lo agradezco ahora. 

1 comentario:

  1. De mi se burlaban en la sogem porque mis primeros libros a los pocos pocos años fueron los de disney. Pero mi primera gran novela, a los 10 años, fue Cujo, de Stepehen King. ¿Qué contraste? En el fondo los dos son terrorificos.

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