
(Léase con el tema betleriano de fondo)
And I've been working like a dog...
It's been a hard day's night...
I should be sleeping like a log ...
But when I get home half-dead,
And I look at my bed,
That's when I know I'll be all right ...
Me hacía ilusión que algún día en la vida Fatima viniera conmigo a la oficina pero extrañas son las formas que tiene la vida para complacernos. Vino porque en este país prevalece una cuestión administrativa sobre la razón de ser de una escuela, que es, que los chamacos tomen sus clases en ellas. Así que la directora decidió que si perdimos la credencial, justo era que Fatima no entraba a clases. Había que pagar el castigo y por supuesto, le valía queso lo que hiciera yo con mi hija en el exilio escolar.
Bueno eso ya lo digerí, la cosa es que recuerdo pocos días así, tan llenos de contraste. Tuve otra de esas peleas interiores con las reglas sinsentido, con la malacara de la directora, con el taxi que me cobró de más, con la combi que no paró porque se atravesó otra y con el sistema y los diputados y los impuestos y la fiebre futbolera y…pero, luego, agradecí que tengo un empleo, que éste me gusta, que tengo compañeros de trabajo agradables y que eso incluye a dos grandes amigas, que Fatima llenó de dulce el escritorio, que acomodó plumines de colores en mi lapicero y que el jefecito decidió que me daba permiso de irme temprano para que mi chamaca no se aburriera o para que no diera lata, para el caso es lo mismo. El día mejoraba y yo ya hasta había olvidado el berrinche por lo de la escuela, hasta iba pensando en que tal vez la directora tuvo razón y pos las reglas son para cumplirse y yo no tenía que discutirlo como me dicta luego mi naturaleza.
Yo se lo advertí, le dije que me acompañaría a trabajar pero que tendríamos que meternos al Metro.
Y sí, que padre la metáfora de mi nena pero tenía que decirle que no era como otras veces cuando vamos de paseo nomás, que a esta hora de irse a trabajar todos los viajantes se ponen furiosos porque todos quieren llegar primero y porque son cientos y se aplastan y empujan, así que tendríamos que evitar estorbar y no pegar y cuidarnos de que no nos pegaran. No lo hicimos tan mal.
Por la tarde la cosa no fue muy distinta porque los parasaurolophus volvían a correr en loca estampida. Era verano y suelen asustarse cuando avecina una tormenta, además resisten poco las altas temperaturas. Los trastorna.
Los parasaurolophus son altos, casi todos rebasan la estatura de Fatima en al menos un metro y tienen una gran cresta. Los científicos ya saben que es para emitir bramidos o mugidos muy sonoros. Las hembras de esa especie tienen unas crestas más pequeñas, menos espectaculares; por lo que sus bramidos son más agudos que los de los machos.
Este parasaurolophus intentó pisar a Fatima pero yo la cubrí así que quiso arrojarme sobre mi cría. Emitía agudos bramidos pero se sabe también que el cráneo muy desarrollado de esta especie funciona más para respirar bajo el agua que para razonar así que no presté mucha atención a lo que decía.
Me parece que esta hembra de parasaurolophus nos atacó porque trataba de proteger su alimento, que envuelto en papelito blanco pudo haber sido un pastel o un flan. Yo no iba a quitárselo y en medio de la estampida trataba de no ser una amenaza para ella pero estos animalotes no entienden de razones y vino el golpe con uno de sus muñones delanteros.
Es cierto que los Pachycephalosaurus estamos dotados para resistir con la cabeza las poderosas fuerzas ejercidas durante las embestidas y eso intenté, le pedí que fuera prudente, que viera que mi cría iba entre nosotras pero no cedió así que ocurrió lo que jamás creí que me ocurriría. Primero la embestí con el cuerpo y luego mostré las dos hileras de afilados colmillos y como este necio ejemplar me seguía por el pasillo del metro, use mis garras. Al fin se sintió lo suficientemente amenazada y se alejó con su comida intacta. Que pena, me hubiera gustado ver ese pastel apachurrado.
Todavía me duelen las uñas y siento un poquito de cruda moral. Pero, aprendí algunas cosas. Que mi instinto primitivo vive en mi, y que puedo viajar apachurrada, empujada, pisoteada, insultada todos los días en el taxi-combi-tren-metro, acumular el enojo y luego dejarlo fluir muy civilizadamente pero si alguien se mete con Fatima seré un dinosaurio feroz. Por otro lado, entendí porque se extinguieron los dinosaurios.
Y esto no me lo apruebo porque finalmente el mundo ya está muy mal y estaría peor si todos decidiéramos que nuestra causa es más justa siempre que la del que viaja al lado, pero me perdono. ¡Hey! Sólo fue la noche de un día difícil.

Bueno eso ya lo digerí, la cosa es que recuerdo pocos días así, tan llenos de contraste. Tuve otra de esas peleas interiores con las reglas sinsentido, con la malacara de la directora, con el taxi que me cobró de más, con la combi que no paró porque se atravesó otra y con el sistema y los diputados y los impuestos y la fiebre futbolera y…pero, luego, agradecí que tengo un empleo, que éste me gusta, que tengo compañeros de trabajo agradables y que eso incluye a dos grandes amigas, que Fatima llenó de dulce el escritorio, que acomodó plumines de colores en mi lapicero y que el jefecito decidió que me daba permiso de irme temprano para que mi chamaca no se aburriera o para que no diera lata, para el caso es lo mismo. El día mejoraba y yo ya hasta había olvidado el berrinche por lo de la escuela, hasta iba pensando en que tal vez la directora tuvo razón y pos las reglas son para cumplirse y yo no tenía que discutirlo como me dicta luego mi naturaleza.
Yo se lo advertí, le dije que me acompañaría a trabajar pero que tendríamos que meternos al Metro.
-Me encanta!!! Es como una lombriz, nos come y va debajo de la tierra.
Y sí, que padre la metáfora de mi nena pero tenía que decirle que no era como otras veces cuando vamos de paseo nomás, que a esta hora de irse a trabajar todos los viajantes se ponen furiosos porque todos quieren llegar primero y porque son cientos y se aplastan y empujan, así que tendríamos que evitar estorbar y no pegar y cuidarnos de que no nos pegaran. No lo hicimos tan mal.
- Sabes mamá. La gente en el metro es como una estampida de parasaurolophus
Por la tarde la cosa no fue muy distinta porque los parasaurolophus volvían a correr en loca estampida. Era verano y suelen asustarse cuando avecina una tormenta, además resisten poco las altas temperaturas. Los trastorna.
Los parasaurolophus son altos, casi todos rebasan la estatura de Fatima en al menos un metro y tienen una gran cresta. Los científicos ya saben que es para emitir bramidos o mugidos muy sonoros. Las hembras de esa especie tienen unas crestas más pequeñas, menos espectaculares; por lo que sus bramidos son más agudos que los de los machos.
Este parasaurolophus intentó pisar a Fatima pero yo la cubrí así que quiso arrojarme sobre mi cría. Emitía agudos bramidos pero se sabe también que el cráneo muy desarrollado de esta especie funciona más para respirar bajo el agua que para razonar así que no presté mucha atención a lo que decía.
Me parece que esta hembra de parasaurolophus nos atacó porque trataba de proteger su alimento, que envuelto en papelito blanco pudo haber sido un pastel o un flan. Yo no iba a quitárselo y en medio de la estampida trataba de no ser una amenaza para ella pero estos animalotes no entienden de razones y vino el golpe con uno de sus muñones delanteros.
Es cierto que los Pachycephalosaurus estamos dotados para resistir con la cabeza las poderosas fuerzas ejercidas durante las embestidas y eso intenté, le pedí que fuera prudente, que viera que mi cría iba entre nosotras pero no cedió así que ocurrió lo que jamás creí que me ocurriría. Primero la embestí con el cuerpo y luego mostré las dos hileras de afilados colmillos y como este necio ejemplar me seguía por el pasillo del metro, use mis garras. Al fin se sintió lo suficientemente amenazada y se alejó con su comida intacta. Que pena, me hubiera gustado ver ese pastel apachurrado.
Todavía me duelen las uñas y siento un poquito de cruda moral. Pero, aprendí algunas cosas. Que mi instinto primitivo vive en mi, y que puedo viajar apachurrada, empujada, pisoteada, insultada todos los días en el taxi-combi-tren-metro, acumular el enojo y luego dejarlo fluir muy civilizadamente pero si alguien se mete con Fatima seré un dinosaurio feroz. Por otro lado, entendí porque se extinguieron los dinosaurios.
Y esto no me lo apruebo porque finalmente el mundo ya está muy mal y estaría peor si todos decidiéramos que nuestra causa es más justa siempre que la del que viaja al lado, pero me perdono. ¡Hey! Sólo fue la noche de un día difícil.
