
-¿Por fin te dormiste nena?
-No mamá. Quiero seguir despierta…como un búho…
No tarda mucho en tomárselo más en serio y dice:
-O mejor: ¡como un conejo!- y miro sus ojos grandes descubriendo lo que yo no veo.
-¡Si, como un conejo! ¡Brincando en la oscuridad, me encanta, me encanta!- Sigue y sacude la cama con saltos que dice, son saltos de caracola.
Y yo pienso en que las caracolas no saltan, o quizá llevadas por las olas. ¿Cómo es que tú lo sabes?, ¿quién te habló de ellas y sus juegos marinos?, ¿la que tienes sobre el juguetero te lo contó? Nunca hemos ido al mar pero tú ya has estado en él.
Presiento que las caracolas andan saltando por ahí, esperándonos. Me digo que iremos pronto y sigo escribiendo. Hay trabajo que hacer y sigo, pero con el conejo nocturno aquí.
La escucho reír y escribo, mientras ella me cuenta del salto de la caracola.
-No mamá. Quiero seguir despierta…como un búho…
No tarda mucho en tomárselo más en serio y dice:
-O mejor: ¡como un conejo!- y miro sus ojos grandes descubriendo lo que yo no veo.
-¡Si, como un conejo! ¡Brincando en la oscuridad, me encanta, me encanta!- Sigue y sacude la cama con saltos que dice, son saltos de caracola.
Y yo pienso en que las caracolas no saltan, o quizá llevadas por las olas. ¿Cómo es que tú lo sabes?, ¿quién te habló de ellas y sus juegos marinos?, ¿la que tienes sobre el juguetero te lo contó? Nunca hemos ido al mar pero tú ya has estado en él.
Presiento que las caracolas andan saltando por ahí, esperándonos. Me digo que iremos pronto y sigo escribiendo. Hay trabajo que hacer y sigo, pero con el conejo nocturno aquí.
La escucho reír y escribo, mientras ella me cuenta del salto de la caracola.
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