Anoche le conté del video del día donde una madre decide hacer caso de que su pequeña de cinco años le dice que quiere ser niño e intervenir para convertirla en tal. Le cortaron el cabello la vistieron como varoncito y planean inyectarle hormonas para que no sufra. Le pregunté a la Guerrera que si alguna vez a ella se le había ocurrido pensar que es niño y no niña. Creí de pronto que me había propasado y quise aclararle el punto:
- Cuando yo era chica, hija, pensaba que mi voz era muy gruesa como de niño y no me gustaba jugar a la casita ni a las muñecas, preferia subirme a los arboles y correr todo el día como un chamaco y…
- Sí ya te entendí ma’. Yo también lo he pensado.
- ¿En serio? (trago saliva).
- Sí. Porque no puedo sentarme como niñita con las piernas cerradas pero no es porque tenga pene es porque mis piernas son muy cachetonas.
- A ok, pero ¿y si te quisieras vestir como niño?
- ¿Y si todos fueramos ciegos ma'? ¿quién se enteraría de la ropa de los otros?
- Eso digo que ¿cómo sabes que sabes lo que eres?
- Pues porque uno es niño o niña adentro ma', no afuera. A mi amigo F le gustan las flores y los unicornios pero yo se que él es niño y se que yo soy niña.
- ¿Cómo lo sabes?
- ¡Lo se! ¿me das otra galleta?
Esa fue nuestra cena filosófica, le aprendo harto a la Guerrera.
que naturalidad!
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