Alicia pensó que todo esto era muy absurdo, pero los demás parecían tomarlo tan en serio que no se atrevió a reír, y, como tampoco se le ocurría nada que decir, se limitó a hacer una reverencia, y a coger el dedal, con el aire más solemne que pudo.
Tengo el seño fruncido, el gesto duro. No soy de esas
personas que sonríen fácil cuando algo les sabe a pasto apestoso. Si me sabe a
pasto apestoso, pongo cara de pasto apestoso. Seguramente llevo un buen rato
así y no me había dado cuenta. He estado jugando al simio oficinista. Ya saben
como es ese juego, es como La loca
carrera que organizan los animales después de nadar en el diluvio de
lagrimas de Alicia.
“(…) voy a contaros cómo la organizó el Dodo: primero trazó una pista para la carrera, más o menos en círculo ('la forma exacta no tiene importancia', dijo), y después todo el grupo se fue colocando aquí y allá a lo largo de la pista. No hubo el 'a la una, a las dos, a las tres, ya', sino que todos empezaron a correr cuando quisieron, y cada uno paró cuando quiso, de modo que no era fácil saber cuándo terminaba la carrera. Sin embargo, cuando llevaban corriendo más o menos media hora, y volvían a estar ya secos, el Dodo gritó súbitamente: '¡La carrera ha terminado!".
Bien, pues así es el juego del simio oficinista pero aquí no
corremos para secarnos. La verdad, es que de pronto parece como si a todos
hubiera dejado de interesarnos el resultado final del trabajo en equipo: el libro.
Al chile. Todos quieren llegar a distintos puntos (llámense, ego, superación
profesional, productividad, ascensos, la quincena, la papa, proceso creativo,
curriculum, años para la jubilación, pago de deudas, adicción al trabajo, demostrar
que se es el mejor en algo, no importa qué, whatever) y la regla es correr,
correr mucho en la persecución de metas individuales, correr y correr y chocar,
golpearse, competir y estorbarse los unos a los otros.
En La loca carrera el noble Dodo propone que todos han ganado y todos
merecen un premio. En el juego del simio oficinista, se corre y se corre solo
para quedar muy agotados, enfermos, exhaustos. Y al final, ¿el premio está en
el delantal de Alicia? ¿Son caramelos y un dedal?. Ya se está en la competición
y se juega. Vamos parando, haciendo un alto. Sigan corriendo, yo ya me cansé. Respiro.
oooooooooooooooooooooom
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