jueves, 7 de julio de 2011

Llover, llover


La última vez que me subí a la cama de las agujas estuve como lluvia, lloré mucho, hacía falta. Estoy contenta, soy una lucky woman es momento de agradecer.
oOo
Celebré mi ritual de las lluvias lo inventé ese mismo día, tomé la manita de mi Guerrera y seguimos al Spencersaurio y a su nuevo amigo, el pequeño perro maquiavelico. Las lluvias fueron generosas en esta primera semana. Hace un año esta misma caminata y los juegos del perro feliz en el agua, el vientecillo frío en la cara, las risas de Fátima los colores brillantes que regala ese paisaje hermoso en el cerro, las aves en coro con la caía de agua en rincones ocultos, todo eso que siempre he amado, me sabía como morder una manzana de ceniza, yo estaba ahí sentada como un desdichado holograma que no puede acceder a las sensaciones que los demás sí. Eran los peores días de la depresión. Sólo quería dormir, dormir sólo para no vivir, para no seguir saboreando ceniza.

Este domingo repetí el paseo. Esta vez nada sabía a ceniza. 
oOo
Se dice que habiendo estado en medio de la tormenta y al haber pasado esta, no recordarás bien a bien cómo hiciste para sobrevivir a ella, yo no se si quiero recordar, pero no estoy segura de querer olvidar...

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